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e-ISSN: 1562-4072
Volumen 7, número 20  / Junio-Junio 2020  
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Poemas.

Abril de Otoño.
abrilmartzparra@gmail.com
(MÉXICO)

 

   
     

POEMA 1
"Mesa para dos"

I
Reina en su clímax el ocaso
Con dorado resplandor.
Al ras, el pavimento,
En lo alto, el arrebol.

Ciudad a medias, arrinconados,
Elevas vista y a espejuelos
Hay dos predios dando al sur,
Tocando a tientas a los cielos.

Y entre ellos, distingues cardos
Cuando plantas ojos al suelo,
Pues en medio de la escena
Está ubicado "El Ensueño".

II
Con arbustos verde a lados
Y un letrero en tono cian,
Se abren puertas de par en par
A un estilo provincial.
Ya dentro, con apetito de ti,
No consigo elegir posición.
- Mesero, deme asiento a luz de sol,
En aquella mesa carmesí -.

A través del ventanal
Persigo los pasos externos
Y evitando a faces escalar,
Por temor a ver tu arribo.

Mas tu ausencia desespera,
Como la de lluvia en sequía
Que desdeña a verde tierra,
Y condena a su retiro.

III
Al rendir mi ansiedad,
Me concentro en el fondo, jazz;
Jugueteo con la servilleta
Y me asombra tu silueta, ¡Chas!

He puesto labial en mis labios,
Pero tú has maquillado mi sonrisa,
Tu llegada me ha invitado
A ofrecerte halago aprisa:

¿No son astros tus ojos?
Que irradian algo destellante.
¿No es de algodón tu boca?
Que un susurro lento ondea.
Es frescura el aroma que emanas
Y enloquece mis entrañas.

IV
Ya postrado al frente mío,
Escogimos del menú,
Tú pediste un capuchino
Lo que yo pedí fue: tú.

Olor a croissant a lado,
Sonido melifluo dentro,
Leve lluviecita afuera,
Inmenso amor en mi centro.

Tus suaves manos exploro
Con tu tono de voz, muero.
Beber de tus labios ya quiero
Tiempo que se agota, ignoro.

V
Ya pasada la hora y cuarto
Te he conocido más que nunca,
En tu plato hay restos de algo,
En el mío paciencia que caduca.
Así pues, me he dispuesto a actuar.
Acerco el tallo a tu mejilla,
Pongo mis yemas en tu barbilla
Y te comienzo a besar.

Con el ritmo correspondido,
Y la delicia que propicia el ambiente
Al despegar los rostros lees mi mente
No es necesario más hablar.

VI
Billete en cartera, monedas a propina
Dejamos vacías ambas sillas
Para aproximarnos a salir,
Nos espera aún caminar una milla.

El silencio nos ha evidenciado,
El ensueño quedó en el pasado.
A la intemperie me colocas tu saco
Pero más cálido resulta el ataco.

Y así, abandonado el lugar
Nos tomamos rumbo a vagar.
Jubilosos, celebramos la unión,
Nos espera nueva mesa para dos.


POEMA 2
“Sobre tu regazo”

Sobre tu regazo dormir quiero,
Aunque la luna celosa hurgue
Entre escombros de sábanas mate
Que tu cama trastocada descuelgue.

Caer en la perversidad de los sueños,
Que invaden con sus mares profundos;
Me protejo con tus brazos de acero
Letales apéndices de los que me adueño.

De seda que sea tejido el manto
Bajo el cual nos alberga la noche,
Y al fuego le encomiendo tu cuerpo
Que mantenga con cálidos derroches.

¡Ay mi vida, por mi vida juro!
Que entre dichas mi imagen yacería
O a la menor de las provocaciones,
Se rendiría.

La piel infame embistiendo con roces
Corazón latente susurrando trinos a la silueta;
Para terminar entre enredos y piruetas,
Ya dejemos que nuestros talles gocen.
Sobre tu regazo despertar quiero,
Y esperar por la noche contigua
No dormir como dos en uno,
Sino ambos como uno solo.

 

POEMA 3
"Alborada"

Fenezco…
Ya en la hora dorada
Cuando el sol se esfuma,
En pleno ocaso
Cada día.

Como es la costumbre
A veces en calma
A veces en agonía,
Se disipa mi alma.

¿Qué razones doy?
Si el cerebro no clama,
Sino mi corazón
El que espera la epifanía.

Desvanezco,
Lo digo en serio
Cual astro en la lejanía
Por falta de amores
Y con las manos vacías.

Fundiéndome en penumbra,
Escondida,
Atenta en la espera,
Orando al Dharma.

Allí, guarecida,
La esperanza declama
Una sorpresa que despierte
Lo que mi deseo decía.

Un complemento
Que el sentimiento ceñía,
Ser evocada
Como el sol,

Ahora en la alborada

 

           
           
       
 
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