9:00 a.m.
Estaba Ernesto el otro día en su chamba en Coatepec sacándose los zapatos (es que le da calor), cuando recibió una llamada:
−¿Quién crees que regresó, ca’?
−No sé.
−Godzilla…
−¡Aaaahhhhh, Goyira! (así dicen los japoneses) ¿Pero cuando logramos que se parara sobre el reactor de Laguna verde y lo hicimos explotar?
−Sólo logramos evitar que se reprodujera… pero regresó y está enojado. Nos dice el profesor que se dirige a Xalapa.
−Puta madre, y hoy tengo cierre de revista, tovía tengo que redactar unos textos y el proyecto del calendario está hecho un desmadre, esperemos que algo lo retrase en su camino.
(En Costa Esmeralda, desde la perspectiva de Godzilla. Gruñido echando rayos por la boca, expresando enojo)
−Destrozaré la ciudad de Ernesto, me pagarán lo que me hicieron… mmmm, y aprovecharé para comprar estas bolitas de tamarindo con azúcar que hacen un agua muy rica.
(Dirigiéndose a un vendedor, gruñido)
−¿Cuánto cuestan la bolsita?, ¿por qué tan caro?, ¿cuánto es lo menos?

2:00 p.m.
(En la oficina, suena el teléfono)
−¡¡Ernesto, tienes que ayudarnos!!
−Pues sí, pero ¿qué voy a decirle a mi chif? Ayer le pedí permiso para ir a dejar lo de mi servicio social, si le digo otra vez se va emputar, que puros permisos, y es que aparte me fui a dar un rol un ratín, tons sí llegué medio tarde.
−Pero es un asunto de vida o muerte, y no sólo de nosotros, sino de miles de veracruzanos.
−Wey, ¡¿pero quién me va ayudar a terminar esta madre?!, ¿van a mandarme refuerzos para que pueda salir?
−Por el momento no es posible, ¿no ves que acaba de pasar el huracán Javier por aquí? Se acabó los recursos. Te lo ruego, ¡apúrate a terminar para que nos ayudes!
−Sí, yo me apuro (ajá, sí, chinga tu madre, puto, si no me apuraba cuando me apuraba mi chica me voy a apurar por ustedes, ¡vete a la mierda!), sí, escucha, estoy tecleando ya en chinga, orita te marco que me desocupe (¡mocos, puto!)
(Cuelga el teléfono)
−Así que Goyira regresó… vaya… creí que ese asunto ya había quedado resuelto, ‘ta madre, que no se entere mi domadora, porque me acuerdo que luchamos con ese wey un lunes y llegué a la casa el jueves, le dije que me tardé un buen porque tuve que ver que quedara completamente destruido, pero la neta es que hasta me subí a un camellón de la borrachera, “es quel pinche Gocsilla le dio un patín al coche, por eso trae un golpe ahí en la salpicadera”.
−¡Ernesto! Necesito que hagas una presentación para lo de los nuevos productos.
−No puedo, jefe, estoy con lo de la revista.
−¡Sálgase y conteste!
−¡Todo yo, todo yo! (‘ta madre, más trabajo, bueno, se la pelan, más trabajo me dan, más cerca llega el pinche Godzilla, a mí me vale, yo hago lo que me dicen).

6:00 p.m.
Puta madre, ya son las 6 y todavía me falta revisar pruebas finas, se me hace que me voy a quedar hasta la puta madrugada… otra vez… a ver si no me habla este pendejo otra vez con su pinche Gocsila.
(¡¡ring ring!!)
−¿Bueno?
−¡Ernesto!, ¡¿por qué no has venido?! ¡¡¡Acá todo se está cayendo a pedazos!!!! ¡¡¡¡¡Aaaaaaarrrrrrgggggggghhhhhhhh!!!!!
−¡No mams, ca! La neta no creo poder ir (con voz que se quiebra), ‘toy bien atorao con la chamba.
−A ver te paso al Goczilla.
(Le cuesta agarrar el auricular con su garrota, pega su grito ese bien castroso)
−¿Qué pedo, putito? Tenemos una cita para rompernos la madre, la vez pasada me agarraron medio chachalaco.
−¿Sabes qué onda? La neta no voy a ir, tengo un chingo de chamba.
−Si no vas derretiré ‘La Araucaria’, destruiré Plaza Américas y el Puente Bicentenario, el que está por la Crystal.
−(Puta madre, qué pinche sufrimiento…) ¡Pus no voy, no voy y no voy!
−Tú te lo buscaste.
−¡Chinga tu madre!

3:00 a.m.
(Manejando por Circuito Presidentes)−A la madre, apenas terminé lo de la chamba, pero ya por fin a mi cantón a descansar… puuuuta madre… me voy a tener que desviar, seguro tiraron el pinche puente…