Departamento de Letras
Departamento de Estudios Literarios

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Guadalajara, Jal., México. CE: argos.cucsh@gmail.com
e-ISSN: 1562-4072
  Volumen 7, número 19 / Enero-Junio 2020  
Revista electrónica semestral
de estudios y creación literaria
    UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA    
Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades    

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Restaurando a las viñetas de La Feria. El rescate de las viñetas originales de 1963 de La Feria de Arreola ante la versión de 1971 de Joaquín Mortiz y las de la Editorial Planeta Mexicana.

Restoring the vignettes of “The fair”. The rescue of the original vignettes of Arreola’s “The fair” of 1963 when compared to the version of 1971 by Joaquín Mortiz and those by Editorial Planeta Mexicana.

Fernando Castro-Chávez
Baylor College of Medicine, Houston, Texas
(ESTADOS UNIDOS)
CE: fdocc@yahoo.com
ID ORCID: 0000-0001-9661-5672

Recepción: 31/03/2020
Revisión: 27/04/2020
Aprobación: 28/05/2020

   
 

Resumen:
Y aquí estoy yo, rescatando a las viñetas originales de La Feria de Arreola de 1963, incluyendo a las de su portada: Las veinte adulteraciones presentes en la edición de 1971 de Joaquín Mortiz (JM: “Obras de J. J. Arreola: La feria”), más una en la versión del FCE (“Fondo de Cultura Económica”), también llamada “Obras” de Arreola, de 1995, al ser comparadas con las de los 60s de Joaquín Mortiz. Es decir, que las veintiún adulteraciones a las viñetas de La Feria de Arreola, dibujadas originalmente por Vicente Rojo, expresan quince cambios con respecto a los iconos originales más cinco inversiones de los mismos y una clara alteración en la numeración visible en una de ellas: la última, alteración del FCE, es la del dominó en 2 – 1 que es cambiada a 1 – 1 (siendo solamente 80 las viñetas originales que se repiten a sí mismas para darnos un total de 294, incluyendo a las cinco que están presentes en la portada original, portada a la que Orso Arreola Sánchez, hijo de Arreola, me sugiriera incluir en la suma total), apareciendo estos errores en las ediciones subsiguientes, hasta llegar al reemplazo de todas las viñetas mediante siete nuevos dibujos no relacionados, por parte de la “Editorial Planeta Mexicana” (serie booket, al menos desde el 2015); mi petición es que La Feria pueda ser restaurada a sus viñetas originales, incluyendo aquellas cinco que aparecieron en la portada de las ediciones y reimpresiones iniciales de los sesentas publicadas por Joaquín Mortiz.

Palabras clave: Asteriscos. Dibujos. Novela. Edición. Arte. Literatura. 

Abstract:
And here am I, rescuing the original vignettes of Arreola’s “The fair” of 1963, including those of its cover: The twenty adulterations present in the edition of 1971 by Joaquín Mortiz (JM: “Obras de J. J. Arreola: La feria”: “Works by J. J. Arreola: The Fair”), and the last one in the version of the FCE (“Fondo de Cultura Económica”), also called Arreola’s “Obras” (“Works”), of 1995, when compared with those of the 60s by Joaquín Mortiz. This means, that the 21 adulterations of the vignettes of Arreola’s “The Fair”, originally drawn by Vicente Rojo, are expressing fifteen changes in relation to the original icons plus five inversions of them, and a clear alteration in the visible numbering of one of them, altered by the FCE, that of the domino in 2 – 1 which is changed to 1 – 1 (there are only 80 the original vignettes that repeat themselves, giving us a total of 294, including the five present at the original cover, cover to which Orso Arreola, son of Arreola, suggested me to include in the total), appearing these errors in the subsequent editions, until the point of the replacement of all the vignettes through seven new drawings not related by the “Editorial Planeta Mexicana” (series booket, at least since the 2015); my request is that La Feria could be restored to its original vignettes, including those five of the cover that appeared in the initial editions and reprints of the sixties published by Joaquín Mortiz.

Keywords: Asterisks. Drawings. Novel. Edition. Art. Literature.

            

Dedicatoria: A Ma. Ka. Mi. D., bacolodeña de 22 años con quien pasé los tres meses más tremendos de mi vida hasta ahora, de noviembre a febrero en Galveston, Cypress, Houston, Nueva Orleans, Luling, Gruene, San Antonio ¡y Nueva York (la ciudad actual víctima principal del COVID-19, por quienes ahora oramos)! Esperando que otros semejantes a esos días con ella se puedan prolongar hasta el final... Fernando C. C.

Hay, sin embargo, tantas cosas que dejé sin consignar ahí: La feria podría crecer, en una revisión, sobre la base de otros fragmentos. Fragmentos que trataron de ser una imagen de un pueblo, un corte sagital en la conciencia…

Juan José Arreola, en entrevista a Eliana Albalá (1989, p.676).

     

Introducción
Este trabajo fue un homenaje a Arreola en su centenario (2018), y para ello tomo yo a su libro de La Feria, que como ya lo dijeran acertadamente: 1) Sara Poot Herrera: “este libro no envejece, al contrario, rejuvenece” (Secretaría de Cultura, 2013), 2) Orso Arreola Sánchez: "esta novela es tan compleja que seguirá dando de qué hablar en futuras investigaciones", y en la misma fuente, 3) Jorge Souza Jauffred: "por su diversidad y riqueza, el libro ha sido estudiado desde varios ángulos por distintos especialistas..." (El Universal, 2013). Aquí presento entonces, siendo yo un alumno autodidacta los asuntos aquí tratados, el cual valora y respeta a su mejor instructor que tuviera hasta la fecha, presento aquí, decía, en memoria suya, un nuevo ángulo de La Feria de Arreola, en relación no solamente a una nueva lectura temática de la misma al ordenar sus fragmentos según los dibujos o viñetas que los encabezan, sino también en relación a una íntima e ingeniosa conexión de cada uno de estos “asteriscos”, como también se les llama, conexión que a veces es literal y que a veces es literaria, con cada fragmento encabezado por cada uno de estos dibujos, siempre y cuando sean las viñetas originales de los años 60s del siglo pasado, pero no los que aparecen en la edición de JM a partir de 1971, y mucho menos los que aparecen en las ediciones booket de la "Editorial Planeta Mexicana" al menos desde el 2015, los que sin consultar a nadie, según tengo entendido, ni siquiera a los parientes cercanos de Juan José Arreola (hermanas e hijos), han reemplazado por completo a todas las viñetas originales con una omisión inicial de la primera viñeta, y con otras 288 adulteraciones subsiguientes mediante siete viñetas de mal gusto que se repiten una y otra vez (incluyendo a unas maracas sureñas, a unos cirios norteños y a una calavera del día de muertos (que se celebra unos 10 días después del final de La Feria), cosas que nada tienen que ver con la obra original de La Feria, ya que carecen por completo de significado para la región, para la celebración misma de La Feria, y para la obra y el talento del mismo Arreola), transgrediendo así todas estas casas editoriales al diseño original de La Feria de 1963 y aún del resto de los sesentas: para sus reimpresiones de 1964 (la segunda edición) y de 1966 (la tercera), primero JM en 1971, siguiéndola el FCE y luego la Editorial Planeta Mexicana, la que llegara al extremo, como señalé antes, de haber reemplazado a la totalidad de las viñetas, obliterando así el papel principalísimo que tuvo Vicente Rojo en la elaboración de las mismas, y de convertir a La Feria en lo que debería de seguir siendo: Una alegre combinación de imágenes y de textos para decirnos una historia, la que sin las unas o sin los otros, queda truncada.

Antecedentes:
Entonces, entrego este trabajo como regalo del centenario por el nacimiento de Juan José Arreola, quien fuera un excelente editor e impresor de libros, 55 años después de su publicación, la cual él hiciera cuando él mismo tenía 55 años de edad; y así, tuve yo el gran gusto de descubrir que el diseño de las viñetas o asteriscos (aquí abreviados con una “A”), que son esos dibujos que encabezan a cada fragmento (y aquí a los fragmentos los abrevio con una “F”) de La Feria de Arreola, tienen cada uno de ellos un propósito y un plan bien definidos (y me refiero, como antes ya lo dijera, a su primera edición de 1963 publicada por “Joaquín Mortiz”, y a su segunda, que ha de ser una reimpresión de la anterior más que una nueva edición (aunque dice “edición” en la información inicial de la misma), la cual es de 1964, y a su tercera reimpresión, que también dice “edición”, pero que tal vez tampoco lo sea, de 1966, que al haberlas yo comparado con la primera edición, son todas ellas iguales, al menos desde el punto de vista del orden de los dibujos para la totalidad de sus viñetas, que es el punto que aquí nos interesa, comenzando por la portada y llegando hasta la última viñeta, la cual cierra a la obra entera sin contener fragmento alguno). Igualmente, su diseño es primeramente en base al número tres, y luego en base al número siete, pero esto no lo veremos ahora. Cabe decir que este tema fue presentado por el autor en los “XI Coloquios Arreolinos” en la “Casa Taller Literario Juan José Arreola” de Zapotlán el Grande, Jalisco, tierra de Arreola (5/10/2018), y en la “IX Feria del libro Antiguo y Usado” al lado del Palacio Municipal de Guadalajara (11/11/2018), así como en programas de radio de Zapotlán el Grande especializados en literatura, como el de “Alasletras”, dirigido acertadamente por Pedro Mariscal en la estación de “La Mexicana” (19/10/2018), en el programa de “Cumbres de Babel”, dirigido también de manera magistral por el profesor Ricardo Sigala en la estación de la “Radio Universidad de Guadalajara” del CUSur de Zapotlán el Grande, Jalisco, MX (25/10/2018), y en la misma estación, en el programa de “Textoservidoras”, mi Alma Mater radiofónica de Zapotlán, dirigido muy gratamente por Didí Sedano y colaboradoras (23/02/2018).
             Me gustaría ahora dar cita a algunos mensajes personales de dos autores, sin contar a muchos otros que me alentaron, entre los que también se destacan Sara Poot Herrera, Orso Arreola Sánchez y Juan Manuel Sánchez Ocampo; pero, especialmente aquí me gustaría enfatizar a Felipe Vázquez, estudioso de la obra de Arreola, quien me dijo en la dedicatoria a su poemario de “El naufragio vertical”: “…para Fernando Castro Chávez, con el gusto de compartir ecuaciones literarias. Felipe Vázquez” (las negritas son mías), habiéndome señalado el ingeniero químico y escritor Gilberto Moreno, quien fuera de los primeros que me alentaron a proseguir con estos estudios, que no sólo se refería Felipe a las “ecuaciones literarias” que Arreola nos planeta en su propia obra de La Feria, ¡sino en las que el discípulo mismo, Felipe Vázquez, ha estado produciendo, incluyendo a esas de su libro que se menciona! Aquí vemos que el alumno, como todos nosotros, aspira a igualar, e incluso sueña con poder superar a su maestro, no siendo esto algo ofensivo, sino como lo que Arreola mismo nos pedía (citando él a su fuente original, a Bernardo de Chartres del siglo XII, de quien también la tomó el gran científico Isaac Newton), eso de: “¡Que nos paráramos en los hombros de los gigantes para poder ver aún más lejos!” (Sin querer referirse él a sí mismo como si él fuera un gigante, aunque él lo era, pero no le gustaba jactarse, siendo él de una refinada, delgada y no muy alta estatura, sino refiriéndose aquí más bien a otros de los grandes profetas y escritores que él admirara tanto, y que nos infundía o transmitía a nosotros la misma admiración hacia ellos, ¡incluyendo entre éstos al profeta Isaías, al apóstol Pablo y al rey Salomón!, múltiples oficios para múltiples talentos, como Arreola mismo los tuviera). Sin embargo, como apéndice uno y para no distraernos del tema principal, he integrado algunas de las poligrafías y polifonías que he descubierto hasta ahora exclusivamente en la obra de La Feria de Arreola. Por lo pronto, contrastemos algo:

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Diferencias entre la última hoja de la primera edición de La Feria de Arreola,
en su versión de 1963 (p.200) y en la de 1971 (p.184).
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Diferencias entre la portada de las primeras ediciones de La Feria
(1963, 1964, 1966) y la roja de 1971.
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Izquierda: La Feria en su primera edición original (en la base de la p.6, cuya parte superior dice: “Asteriscos de Vicente Rojo”). Derecha: Primera edición alterada de 1971 (p.6, parte superior; aquí ya no aparece esa nota superior que decía en la edición original: “Asteriscos de Vicente Rojo”, ¿por qué?...).

Incluyo aquí también, a aquellas de las frases esclarecidas del prolífico escritor y profesor Dante Medina, ya que éstas nos ayudan a aclarar y a responder algunas de las preguntas que nosotros nos pudiéramos hacer al respecto. Dante me escribió, en mensajes personales, alentándome y apoyando mi esfuerzo de dar a conocer esto para la restauración de la obra de La Feria de Arreola a sus viñetas originales de los sesentas; así de que, entre otras muchas cosas muy valiosas y amenas, Dante me dijo lo siguiente (con mis comentarios entre paréntesis del por qué dice él todas estas cosas, a través del Messenger de Facebook: Dante Medina: “…esos descubrimientos, estimado Fernando, son los que valen. Hay que reivindicar la edición verdadera, defenderla, explicar por qué debe volverse a ella… (Luego me dice él en la misma conversación:) No, no sabía lo de esa viñeta (y Dante me dice esto porque yo le pregunté):

“¿sabía Ud. que una de sus viñetas (1) es la de la "Trompa uterina"?”
Y luego prosigue Dante en el mismo diálogo:)
Y lo que me sorprende gratamente y confirmo, es lo meticuloso que era Arreola para cada creación suya. No olvidamos nunca que además de escritor era editor y bibliófilo, ¡y aficionado a los juegos, los enigmas, los mensajes cifrados, el ajedrez! Todo coincide… Y borrego y trompas son imágenes muy similares, claro (y aquí dice esto porque yo le respondí en el mismo intercambio lo siguiente, siendo ésta mi voz ):
“Yo creía que era el rostro de "El borrego negro", hasta que leí el contexto que habla de puras mujeres” (y esto a su vez nos muestra algo muy íntimo y personal de Arreola, digo yo, lo que aclararía a esa pregunta que Ricardo Sigala y que Pedro Mariscal me hicieran en sus respectivos programas radiofónicos ya mencionados, tanto en las “Cumbres de Babel” (“Radio Universidad de Guadalajara”), como en “Alasletras” (“La Mexicana”), respectivamente, de que si fue Arreola o no el agente intelectual del diseño y del orden de las viñetas…, ya que, como también le señalé a Dante (y aquí lo expando para precisar los detalles, siendo de nuevo éstas mis palabras):
“(Arreola) nos contaba de sus recurrentes pesadillas que incluían a ese animal (el borrego negro), lo cual era un recuerdo de su infancia, ¡pero hasta ahora entiendo que en su mente esa bestia se transformaba en las partes más íntimas de aquella mujer ingrata!” (Entonces, esto era algo íntimo y personal de Arreola…, por lo que si Rojo fue el único agente intelectual de todas las viñetas, o si le ayudó Díez-Canedo o Arreola mismo, dada la profunda compenetración en el pensar y el recordar de Arreola, así como en el ingenioso y oculto uso de la numerología en La Feria, como se verá más adelante; por ende, en el apéndice dos de este trabajo es posible encontrar los comentarios que hace Vicente Rojo en relación a su trabajo para La Feria).
Y aquí, Dante Medina prosigue con su elocuente prosa danteiana: “Esos son, precisamente, los caminos de la fabulación: los andamios de la alquimia de la creatividad.” (Y finalmente, él me dice, después de platicar acerca del uso de los números en La Feria, y de la preponderancia del número tres que descubriera yo en la misma, y luego de decirme él que su número favorito es un múltiplo triple del mismo número (el 9, al igual que ese era para Guillermo Jiménez, escritor y mentor de Arreola), y Dante aquí concluye diciendo: ) “Me alegro de todos estos encuentros, y de todos las coincidencias en torno a Arreola, y los números…” (Y mi comentario final para esta sección sería que en el diseño original, lo mínimo que se repiten las viñetas es tres veces, siendo esta una repetición que abarca a más de la mitad de todas las viñetas, respondiendo así a un diseño tripartita de las mismas, mientras que en la edición de JM de 1971 se alteró ya la frecuencia de las viñetas de tal forma que tres de ellas terminaron quedando con solamente dos repeticiones para toda la obra de La Feria: a) “El sombrero”, que tiene una frecuencia de cuatro en la versión original, y b) “La calavera del toro” y c) “La pistola”, las cuales tienen respectivamente, cada una de éstas, una frecuencia de tres en la versión original) (Comunicación personal, 28 de septiembre del 2018).

Hipótesis:
Ha: Demostrar que existe una lógica inherente en la alteración de las veinte viñetas que fueron cambiadas en la versión de Arreola de La Feria de 1971 al ser comparada con la original de 1963, ambas por Joaquín Mortiz.

Ho: La existente alteración original de esas veinte viñetas es totalmente aleatoria y carece de toda lógica inherente cuando se comparan las versiones de La Feria de Arreola de 1963 y de 1971 por JM.

Objetivos:

  1. Demostrar que existe una variación en veinte viñetas entre las versiones de 1963 y la de 1971 de La Feria.
  2. Demostrar que existe una variación adicional en la versión del FCE de La Feria de Arreola, contenida en el volumen llamado “Obras” (1995).
  3. Demostrar que las veinte variaciones iniciales de La Feria de Arreola al comparar la versión de 1963 con la de 1971 obedecen a una lógica inherente imposible de ignorar.
  4. Demostrar que la variación adicional, la número veintiuno en la edición de La Feria de Arreola por parte del FCE 1995, parece ser producto de ignorancia, y por tanto es “aleatoria” desde el punto de vista del que la adulteró, pero que originalmente seguía una lógica Arreo-línea consecutiva en base a todas las usanzas de esos dominós en la obra, a saber: 1-2 para el primer dominó, luego se pone la variación en cuestión en su forma original para seguir en el juego: 2-1, y finalmente, para terminar su uso en el sentido del dominó de un “triple” tren mexicano, ¡con la adición consecutiva y coherente del dominó 1-2!. Si se tiene la pieza adulterada 1-1, ésta no cabe en su secuencia consecutiva aquí considerada, que es 1-2 + 2-1 + 1-2.
  5. Demostrar que todas las viñetas originales tenían una razón de ser lógica según el contexto del fragmento textual debajo de ellas, lo que se ha perdido en la adulteración de todas ellas.

Materiales y Métodos:
Las mejores viñetas con respecto a su calidad visual son las de Patricia Griselda Gutiérrez Navarro, quien estuvo al Cuidado de la edición del 2008 de la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco (verla en las referencias; y le seguiría en su calidad visual únicamente, pero no en su fidelidad al ser comparada con la original, esa adulterada versión aquí bajo consideración de JM de 1971), y son esos del 2008 los dibujos que aquí uso yo, excepto cuando ilustro a las adulteraciones específicas que aparecen como están presentes en la edición del FCE (a partir de las de JM de 1971), carentes de claridad.
             Las siguientes son las cinco viñetas que aparecen en la portada de La Feria de los 60s; aparecen originalmente en un orden vertical, de arriba hacia abajo, pero aquí por razones de economía de espacio, las he colocado en un orden horizontal de izquierda a derecha; además, las originales tienen un diseño estético ligeramente diferente a las que aparecen dentro del texto, tal y como el color azul-violeta dentro de los rayos que desprende la estrella, una mayor estilización en las figuras, notable por ejemplo en la de “El as de copas” que se asemeja más a un cáliz (ver arriba esos dibujos originales en la portada inicial de 1963); pero su sentido en blanco y negro es el mismo que este que aparece a continuación, por lo que yo lo “aproximo” (al decir de Arreola), en poesía, o “lo traduzco” de la siguiente manera:

LasCincoIniciales.JPG
La estrella de tus frutos es el cáliz de tu mirar silvestre

Pero, en esta ocasión, me enfocaré en las veinte viñetas que fueran adulteradas en la versión de JM de 1971, más esa última que está cambiada en la versión del FCE de 1995, al comparar esa edición de las “Obras” de Arreola con la edición original de Joaquín Mortiz de 1963. Pero, como los cuatro puntos cardinales visuales de La Feria, diré aquí que la primera de las 294 viñetas originales cuando se incluyen a las cinco de la portada en la cuenta, es la de “La estrella” (que en la portada se observa con sus ocho rayos del color azul violeta, que es la viñeta A0 según la clasifico yo), luego la primera dentro del texto o del libro en sí es la de “La cruz blanca”, la que está dentro del círculo negro (que es la sexta viñeta contada de manera global al incluir las cinco mencionadas de la portada, pero que corresponde a la primera dentro del texto, encabezando al primer fragmento y estando al pie de los dos epígrafes, correspondiente ésta a la viñeta A1.1-F1, según la clasifico para facilitar su ubicación, como lo veremos más abajo); luego diré que la que aparece en medio de toda la obra original, que corresponde al fragmento 147, es la de “El cometa” (aquel celestial, o la A20.2-F147), y la última de todas ellas, o la 294, es la de “El sagrario” (o “La parroquia”, la que correspondería a la viñeta final A67.3-F289). Así tenemos al inicio, mitad y final.
             Concluyendo entonces con este apartado, he de decir que el método para identificar a las diversas viñetas originales y a sus fragmentos en los que se repiten, consiste en ponerle a cada viñeta única, como ya antes lo señalara, la “A” de “Asterisco”, que fuera esta la primera forma de llamar a estas viñetas en la edición original de 1963, acompañando a esta letra “A” por el número sucesivo de aparición de las mismas, a su lado derecho y sin espacios, y luego poniéndole un punto para después del punto poner el orden sucesivo de su secuencia (v.gr.: A1.1, A1.2, A1.3, A1.4, etc.); pero, a las tres que aparecen invertidas, les añado otra letra en minúscula antes del punto después del número que prosigue a la letra “A” (que es el número del orden consecutivo de aparición de la viñeta); siguiendo después del punto, el orden secuencial de las viñetas de este grupo, lo que sucede solamente, como lo mencionara antes, en solamente tres ocasiones (v.gr.: A2a, A2b.1, A2b.2, etc.); y luego, después de un guión (-), pongo una “F” que es la abreviación para “Fragmento”, y también pongo el número del fragmento al que corresponde, de manera secuencial u ordenada (v.gr.: -F1, -F2, -F3, etc.); así, para la primera viñeta original y secuencial ubicada en el primer fragmento (“La cruz blanca”), tenemos, como mencioné, lo siguiente, representado de manera completa: A1.1-F1; luego, la misma viñeta para el fragmento que le seguiría sería la: A1.2-F59 (es decir, que el mismo ícono se repite hasta después de 59 viñetas, incluyendo en la cuenta a la primera); y para la primera viñeta que posee una viñeta invertida (que, como se ha dicho, en la versión original de 1963 son solamente tres las inversiones), quedaría así: A2a-F2 (para la forma inicial), y sus formas opuestas o invertidas quedarían así: A2b.1-F78 y A2b.2-F264.

Resultados y discusión:
He de decir, antes de poner aquí los resultados de este trabajo, que esta investigación surgió a raíz de las consultas que estaba yo realizando para mi libro en el que compilo mis recuerdos de lo que Arreola me enseñara, así como de mis investigaciones preliminares acerca del motivo por el cual él me enseñara semejantes cosas, ya que el segundo punto que él me encomendó al que yo le pusiera atención, fue el de acudir, de ser posible, a los textos originales (Castro Chávez, 2018a, pp.94-126 en la versión impresa original; pp.91-121 en mi actualización del 2019 disponible en Amazon); y ahora comprendo, como señalaba yo por vez primera en la estación radiofónica de “La Mexicana” (ver arriba), que de esta forma Arreola me estaba entrenando a descubrir a futuro las adulteraciones realizadas a su obra misma, para que de ser posible: ¡Se pudiera regresar a su versión original!, como en el caso que nos concierne de las viñetas para su obra sinfónica única de La Feria! El tercer punto que Arreola me enfatizaba era el de comparar diferentes textos, versiones y traducciones, lo que llevaba el mismo propósito que el punto anterior, y que fue precisamente lo que le dio inicio a mi afán por comparar, primeramente los textos relacionados con La Feria en otros de sus escritos y libros, lo que aparece, sin ser exhaustivo, en mi “Arreolanza”, así como luego el de ordenar a cada fragmento de su obra de La Feria según el encabezado de la viñeta que tenían en común, y así fue como descubrí la otra lectura, la lectura alterna o temática de La Feria.
             Pero aquí, entonces, a las adulteraciones las voy a agrupar a continuación en dos categorías: 1) Las viñetas adulteradas por inversión, cuyo tema específico del que tratan todas ellas es, de manera intrigante, el tema de la relación en pareja; y después, pero esta vez ya no por inversión: 2) Las viñetas adulteradas por reemplazo, las cuales tratan acerca de asuntos misceláneos, y casi siempre son las últimas de sus respectivas series, por lo que éstas pudieran tratarse de descuidos irresponsables, a diferencia de las anteriores.
             Dado lo vasto que sería el discutir cada uno de los fragmentos individuales que aparecen debajo de una misma viñeta, me he concentrado aquí, por razones de espacio y de tiempo, específicamente en las viñetas adulteradas, pero no en sus acompañantes normales, ya que el comentario en detalle de cada una de ellas según los grupos a los que pertenecen, lo he llevado a cabo en otro trabajo (Castro Chávez, 2018b, 232 pp.); el orden de aparición de las viñetas originales además ha sido una fuente de inspiración para escribir mi propia obra literaria a partir de dichas viñetas y sus fragmentos (Castro Chávez, 2018c, 244 pp.).
             Dejo entonces aquí, para la consideración del atento lector, los siguientes 21 cambios (y algo más) que fueran perpetrados en contra de las viñetas originales de La Feria de Juan José Arreola publicada inicialmente en 1963 por Joaquín Mortiz, adulteraciones visibles en la edición de La Feria de 1971 del mismo JM (las 20 adulteraciones en sus páginas originales se pueden apreciar en el Apéndice 5), de su serie titulada “Obras de J. J. Arreola”, y en la de 1995 presente dentro de las “Obras” de Arreola, realizada por el FCE para la colección Tierra Adentro:

  1. Viñetas adulteradas por inversión: Cambios deliberados en la relación de pareja (se da la numeración según su orden de aparición en el texto de La Feria):

Primera viñeta a considerar: Cambio # 1: A44.1-F47: “La mazorca”:
2

Viñeta que en su versión original de 1963, como se ve en su dibujo, está boca arriba y con su tallo mirando hacia la izquierda; en cambio, en la edición de 1963 de JM y en las “Obras” del FCE que se basan en su totalidad en la anterior, aparece de cabeza, y con su tallo hacia la derecha; es decir, que primero se la tuvo que invertir horizontalmente, y luego tuvo que haber sido volteada de cabeza verticalmente, de una manera deliberada, para quedar como se ve en la susodicha edición de JM de 1971, y en la del FCE de 1995, en donde incluso se le ve, por el exceso de tinta, obscurecida como un manchón negro, por lo que inicialmente pensé que se trataba de un cucharón de cabeza (de esos para el hielo o para colectar carbones; además de que Vicente Rojo diseñó a esta mazorca, según mi entender, más ancha de lo normal, ya que normalmente son más alargadas y esbeltas, lo que también contribuyó a que yo tuviera ese malentendido):

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El fragmento debajo de esta viñeta trata del burro que anda persiguiendo a aquella burra que está experimentando sus calores, y de cómo es que ambos animales se metieron en la tienda de don Tonino y le rompieron su gran cántaro de tepache así como otros daños relacionados, y concluye de la siguiente manera, con la opinión final por parte del dueño del animal:“El arriero no los quiere pagar alegando que esos son 'accidentes de la naturaleza…'”
             Siendo un acto normal entre un macho y una hembra animal, la mazorca aparece normal en el texto original, como el resto de las mazorcas que encabezan a los otros párrafos, pero desde la edición roja de JM de 1971, ésta ha sido invertida (para todas las comparaciones, se ponen en itálica negrita subrayada y dentro de un rectángulo continuo los cambios que están bajo consideración):

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Segunda viñeta a considerar (con dos instancias invertidas opuestas): Cambios correlacionados # 2 y # 4: “La flor”

Cambio # 2: A46b-F138: “La flor”, con su tallo a la derecha en La Feria de 1963:
3

En cambio, en las “Obras de J. J. Arreola” de JM de 1971, esta flor aparece con su tallo a la izquierda:
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Tratándose en esta ocasión del texto en el que los homosexuales hablan en voz de otras dos personas, a lo que una de ellas le dice a la otra: “Mire, mejor vamos hablando de otra cosa. Vamos dejándolos en su mundito aparte, ahogándose como ratas…”
             De las seis flores que se mencionan en La Feria, ésta es la única que aparece invertida en la obra original de La Feria de Arreola de 1963; sin embargo, la versión de JM de 1971 a su vez lainvierte, haciéndola ahora aparecer como la mayoría de las otras, es decir como si fuera “normal”; pero esa no fue la forma original en la que se encontraba en 1963. La otra viñeta de esta serie de las flores que ha sido invertida corresponde al:

Cambio # 4: A46a.3-F177: La flor, de nuevo, que en la edición original de 1963 aparece con su tallo a la izquierda (como también se ve en la edición conmemorativa del Gobierno de Jalisco del 2008, para aquella serie a cargo de Avelino Sordo Vilchis):
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En cambio, en las “Obras de J. J. Arreola” de JM de 1971 aparece invertida con su tallo a la derecha:
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Es decir, que esto es justo lo opuesto al caso anterior, siendo el tópico aquí el de aquel joven escritor (siendo un recuerdo de Arreola mismo), quien al no encontrar a la mujer que le gusta, dice: “…tomé el camino de su casa. La hallé cerrada y silenciosa”
             Lo cual habla de las desazones naturales que se dan en una relación normal de pareja hombre–mujer. Entonces, y de manera visual, las inversiones a la serie de las flores realizadas por JM en 1971 a la versión original de La Feria de 1963 son las siguientes:

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Tercera viñeta a considerar: Cambio # 5: “La guitarra”:
Cambio # 5: A39.4-F193: La guitarra, con su diapasón a la derecha en la obra original de 1963 (y así también la pone la edición del Gobierno de Jalisco del 2008), es la forma común o generalizada para esta viñeta:

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Lo cual se pone de una manera opuesta en las “Obras de J. J. Arreola” de JM de 1971, en donde se invierte esta guitarra para que su diapasón aparezca del lado izquierdo (además de que se pierde la claridad en la edición del FCE, por ejemplo, en las clavijas de la guitarra que ya no se ven):

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Aquí, en esta inversión, de nuevo se trata de parejas normales; es decir, de un hombre y de una mujer, las cuales son ofendidas con una cantaleta grosera para ambos, la que les dice: “Déjala güevón, / ponte a trabajar, llévala a bañar, cómprale jabón...”

             Aquí, JM en 1971 invierte a la guitarra; además, se observa que aún el dar un zapateo con el ritmo de esa cantaleta, y aún con una pícara mirada acompañada de una sonrisa dirigida hacia algún varón que llevara a su pareja del brazo, era en aquel entonces algo interpretado como alusivo a dicha cantaleta, lo que hacía enojar a los varones a los que les era dirigida, ofendiendo también a sus damas.
             Entonces, la serie aquí quedaría de la siguiente manera (explorando en el segundo grupo de alteraciones, más abajo, el sombrero de la edición original, que es transformado en la edición de JM de 1971 por una guitarra, y que aquí aparece en un rectángulo de líneas entrecortadas, ya que no aparecía así en la versión original de 1963):

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Cuarta viñeta a considerar: Cambio # 14: “La guirnalda”:
Cambio # 14: A2b.2-F264: La guirnalda de oliva, con su tallo a la derecha en la edición original de 1963:

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En La Feria de JM de 1971, ésta ha sido adulterada para que su tallo aparezca a la izquierda:

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De nuevo, como en todas las otras ocasiones en las que en JM de 1971 se invierten las imágenes originales de 1963, ésta también tiene que ver con relaciones de pareja; en este caso, se trata del torero que con su propio estoque “curó” a Concha de Fierro, y Arreola nos señala que: “Dicen que Pedro Corrales se casó con ella al día siguiente y que los dos van a retirarse de la fiesta”
             A continuación, se ve la serie que tiene que ver con esta viñeta, y una vez más, como en el caso anterior, JM de 1971 además transforma en guirnalda lo que es otra cosa en la versión de 1963 (en este caso es “La corona” en la versión original):

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Estos cinco casos de viñetas alteradas por inversión comienzan con, número uno: “La mazorca”, siguen los números dos y tres con “La flor”, la cual es la flor de cempasúchil, muy usada en el par de “enrosos” que se dan en las festividades de La Feria: uno al principio y el otro al final de la misma; luego, se trata de “La guitarra” en el número cuatro, y finalmente de “La guirnalda”, de oliva en la posición número cinco; además, vemos que en cuatro de ellos se habla de relaciones normales y naturales de pareja entre animales o humanos bajo diferentes conflictos y circunstancias, los cuales han sido invertidos en la edición de JM de 1971, así como ésta ha invertido en un sentido contrario a una de las flores, aquella que tiene que ver con la forma de hablar de los homosexuales, que fuera la única instancia de seis flores, y para ser específicos, se trata de la tercera instancia de la serie de las flores, siendo esta misma la que se invirtiera en el original de 1963, jugando con el sentido de los dibujos, ya que en aquel entonces, a los afeminados se les llamaba también “invertidos” o “volteados”, entre muchos otros motes despectivos; de nuevo recordemos que es la única “invertida” en la versión original de 1963 para la serie de las flores.
             Entonces, las alteraciones perpetradas a las viñetas de La Feria cuando se comparan las versiones de JM de 1963 con la de 1971, en donde, en esta última, las relaciones naturales de parejas, sean éstas entre animales o entre seres humanos, han sufrido de la inversión de sus viñetas (la mazorca, la flor (dos veces en sentidos opuestos), la guitarra y la guirnalda); lo que también nos indicaría el tremendo valor intrínseco para la obra La Feria de Arreola de las viñetas originales tal y como aparecían en la versión original de 1963.
             A continuación, cito el testimonio de Orso Arreola Sánchez, hijo de Juan José Arreola, con respecto a la versión de las “Obras” de su padre por parte del FCE; Orso señala: “Esta edición (la del FCE de 1995, reimpresa en el 2014) nunca le gustó a Juan José Arreola” (Castro Chávez, 2018d, p.15).
2) Ahora veremos a las viñetas adulteradas por reemplazo: Cambios misceláneos:
2.a) Cambios relacionados con frutos y plantas:

Quinta viñeta a considerar: Cambio # 11: “Los lentes”:
Cambio # 11: A27.5-F241: Los lentes, en la versión de 1963 y del resto de los 60s (1964 y 1966):

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Han sido transformados en La Feria de JM de 1971en “Los frutos”, los que nada tienen que ver con el contexto:

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El fragmento aquí es la continuación de la carta que un hacendado perverso (de Abigail, me parece a mí, aunque allí no se da un nombre concreto), está escribiéndoles a las altas jerarquías religiosas de Guadalajara, pidiendo la remoción del anciano cura que simpatiza con los indios, y ese mismo hacendado además desea que no se devuelva el dinero del que organizó el evento de la coronación con oro para las estatuas (un Farías, quien en realidad era el señor Arias); una frase tomada de allí es: “Más vale que haya un solo perjudicado, y no toda una población”
             Siendo la frase anterior una frase bíblica inspirada en lo que Caifás dijo inspirado en relación con Jesucristo justo antes de la entrega personal de este último; los lentes se necesitan para escribir cartas si la vista ha menguado; en cambio, los frutos nada tienen que ver aquí. A continuación tenemos la serie de “Los lentes”:

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Sexta viñeta a considerar: Cambios número # 12 y # 16: “La corona”; en donde los cambios son:
Cambio # 12: A11.5-F249: La corona de estrellas, como se ven la edición inicial de La Feria de 1963:

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La cual en La Feria de JM de 1971 ha sido reemplazada por “La luna y el sol”:

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Este primer fragmento habla de las palabras del cerero que va a ocultar a su hija, Chayo, la que quedó embarazada y que será madre soltera (como las muchas mujeres que he conocido en Zapotlán el Grande que se encuentran en la misma situación, y muchos dicen que eso se debe en gran parte al desorden que se suscita en La Feria de la vida real, ya que hay un “paridero” de hijos naturales en el pueblo, justo nueve meses después de octubre, que es cuando se llevan a cabo esas fiestas “pagano-religiosas”; pero en el caso de la Chayo que nos ocupa, su embarazo se debió a que ella se sintió muy vulnerable en el día del terremoto, que fue cuando Odilón, hijo de Abigail, se aprovechó de ella para dejarla embarazada sin reconocer su paternidad); pero en este caso, para que nadie les pregunte a las mujeres de su casa, el cerero va a ocultar a todas ellas, señalando: “Si me preguntan por Chayo, diré que está fuera de aquí, porque yo no quise que saliera de reina ni de virgen…”
             Y es debido a esta última declaración que vemos lo de “La corona de estrellas”, por lo que dice el Apocalipsis, en donde en realidad vemos que esa corona de la constelación de la virgen (Virgo) se compone de doce estrellas en la Biblia; también vemos en la Biblia la bella metáfora de que los hijos son corona de sus padres y de sus abuelos.
             Y en el cambio # 16: A11.6-F274: esa corona de estrellas ha sido reemplazada en La Feria de JM de 1971, como ya vimos, por “La guirnalda” de oliva, con su tallo a la derecha:

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Y este segundo fragmento nos muestra al ganador de los “Juegos florales”, al que de premio le daban, no una guirnalda sino una flor (en teoría, hecha de plata), pero en este caso que se narra, por falta de recursos, simplemente le pegaron en la solapa una flor natural; la corona de estrellas es algo simbólico del énfasis que se hace de la mujer en general en este pasaje: Tzaputlatena (el nombre del ateneo), luego: la novia ausente, luego la Santa Poesía, y finalmente Clemencia Isaura (la fundadora internacional de los “Juegos florales”), y una frase de aquí nos dice, parafraseando de nuevo a la Biblia (uno de los cientos de veces que Arreola la parafrasea):

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“Porque yo os digo en verdad que dondequiera que se reúnan dos o tres espíritus en nombre de la Santa Poesía, allí reverdecerá el Jardín…”
2.b) Cambios relacionados con animales vivos o muertos:

Séptima viñeta a considerar: Cambio # 7: “La calavera del toro”:
Cambio # 7: A12.3-F203: La calavera del toro, que en la versión original de La Feria de los 60s es:

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Ya había cambiado en La Feria de JM del 71, en donde en lugar de ésta aparecen “Las milpas”:

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Pero, este fragmento trata acerca de los que querían apoderarse de las tierras ajenas, y la cita es de un fragmento apocalíptico, por lo que la viñeta original de “La calavera del toro” (un símbolo de muerte y devastación) encaja mejor; la persona que mide dice: “Voy a medir la tierra para ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud”
             Y aquí se aprecia además una alteración por parte de la versión de JM de 1971, de la serie normal de tres, alterando una vez más la numeración para dejar solamente dos, lo que no sería el caso del ordenamiento numérico original basado en el número tres como su cifra dominante:

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Octava viñeta a considerar: Cambio # 8: “El caballo”:
Cambio # 8: A38.4-F223: El caballo, que es la viñeta que vemos en las ediciones originales de los 60s:

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En cambio, en La Feria de JM de 1971,aparece éste ya alterado como si fuera “El látigo”:

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Pero aquí también es obvio que la viñeta original es la de “El caballo”, ya que el tema central es el reparto de las décimas, que es aquella costumbre de repartir, antes de que comience La Feria, esos posters de pared enrollados con el programa de la misma, el cual viene junto con un poema en forma de décima (que son diez renglones octosílabos), y se habla de la violencia de dicha práctica en el pasado, ya que los repartidores lo hacían a caballo, y el drama central en el fragmento es entre un adinerado que cae de su caballo porque un pobre que quería décimas se metió entre las patas del caballo como para detenerlo; una frase de este fragmento nos dice: “El caballo, ya de por sí muy arisco, se paró de manos asustado y el jinete cayó al suelo desprevenido”

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De nuevo si vemos los contextos, aquí el caballo, que está al centro de la acción, cuadra mejor que el látigo. Ésta es la cuadrúpeda (con cuatro viñetas) serie del tema original de “El caballo”, animal que está encabezando a los fragmentos de este grupo.

Novena viñeta a considerar: Cambio # 15: “El buey”:
Cambio # 15: A28.4-F267: El buey, que se veía en las primeras ediciones de los 60s (1963, 1964 y 1966):

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En La Feria de JM de 1971 ha sido cambiado por “La carreta” del circo (de baja calidad visual en la edición del FCE, como en todos los casos por su baja calidad visual, pero a la que en la versión de alta calidad visual se le alcanzaban a ver hasta los seis rines a las ruedas de dicha carreta, lo que se ha perdido en casi todas las versiones, como se ve en el ejemplo de otras siete viñetas que doy al final del presente artículo para ejemplificar este punto de la baja calidad visual en la versión del FCE):

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Claramente se ve aquí el encaje de la viñeta original del buey con el contexto, que es el del hombre que se ha vengado, matando al otro que siempre le decía “órale Coyón”, pero que el vengativo quedó maltrecho y en el hospital, y desde allí nos dice: “Yo siquiera miro las nubes. Aquel vale Leónides ni siquiera las ve, con toda la tierra que tiene encima”
Y aquí, su serie, que es de nuevo una “serie cuadrúpeda” en la versión original (de nuevo ¡con cuatro viñetas!, como la del caballo) por tratarse de un animal cuadrúpedo, es la siguiente:

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Ahora sí que lo que vemos aquí en esa serie alterada es aquello de “Los bueyes y su carreta”…

Décima viñeta a considerar: Cambio # 19: “Las espuelas”:
Cambio # 19: A41.3-F285: Las espuelas que aparecen en las versiones iniciales de los 60s (las del 63, 64 y 66):

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En La Feria de JM del 71 vemos que éstas han sido reemplazadas por “Los gallos”:

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Pero, en este caso, la viñeta original pareciera ser como un sarcasmo, ya que el indio es tratado con desprecio por los hacendados, como si lo trataran “con espuelas”, aun cuando la máxima autoridad, el Rey mismo, les pide a sus representantes una cosa que jamás se llegó a cumplir en aquel tiempo, que trataran bien a los indios: “Quiero que sean tratados como lo merecen vasallos que tanto sirven a la monarquía y la han engrandecido y lustrado. Yo el Rey
             La serie de las espuelas, según los fragmentos en los que aparecen dichas espuelas, es la siguiente:

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2.c) Cambios relacionados con objetos personales o del vestir:
Décima primera viñeta a considerar: Cambios # 3 y # 18: “El sombrero” (con dos reemplazos: con espuelas y con guitarra):
Cambio # 3: A77.3-F169: El sombrero, en La Feria original de JM de los 60s (del 63, 64 y 66):

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Ha sido reemplazado por “Las espuelas” que se ven en La Feria de Arreola de JM de 1971:

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Y aquí, se trata del texto en el que Odilón borracho le dice a Chayo, la buena mujer que le gusta y que está trabajando en la tienda de telas de don Salva: “Me voy pero vuelvo. Dime adiós, pero con gusto, para que me acuerde mucho de ti...”
             Es decir, que se trata del sombrero elegante de los hacendados lo que aquí se quiso enfatizar, no “Las espuelas”, las cuales son para acelerar, forzándolo, el avance del caballo, pero que si las hubiera usado ese perverso, y ahora borracho de Odilón, pues entones se hubiera metido con todo y su caballo a esa tienda de ropas de don Salva, causando estragos también como los ya vistos que antes causaran el burro y la burra en la otra tienda, la de don Tonino (representación del papá de Arreola), por lo que aquí no van tanto “Las espuelas” como “El sombrero” del charro borracho Odilón.

Cambio # 18: A77.4-F284: El sombrero:
También, “El sombrero” de 1963 ha sido reemplazado por “La guitarra” en la versión de JM de 1971:

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En esta adulteración de JM, en donde se pone a una guitarra en vez del sombrero original que encabeza a este fragmento, hablan algunos de cómo es que les fue en La Feria: uno dice que le robaron la cobija (pues en ese entonces venían de otros pueblos para quedarse a dormir en el jardín y se envolvían en su cobija); pero el cinismo de los hacendados, que yo asumo que se trata una vez más de Abigail, ya que era él el principal despojador de las tierras de los indios, y además, era él el enemigo número uno de aquellos indios que se querían defender y recuperar lo suyo; y termina diciendo así, según él y con relación al “Día del Juicio Final” (título que Arreola probablemente tomó a partir de su inspiración basada en otro de sus escritores favoritos, Giovanni Papini, el cual tiene una obra titulada el “Juicio Universal”, también inspirado por la Biblia): “Ya tenemos todos nuestros papeles arreglados, con la debida anticipación...”
             Entonces, la comparación entre los cuatro sombreros originales, reducidos en la versión alterada de JM a solamente dos (y este uso del dos que ya veíamos antes en la versión adulteradaes otra evidencia fuerte de que se trata de un atentado en contra del diseño original, ya que éste se basó en el número tres para sus viñetas, y la mayoría de éstas (sin tomar en cuenta a sus representaciones invertidas), tienen una frecuencia mínima de tres; es decir, que más de la mitad de los dibujos se repiten un mínimo de tres veces en La Feria original, sin bajar en ningún momento de ese número (a no ser que se contara a las viñetas originalmente invertidas de manera separada e independiente de los grupos a los que pertenecen, las cuales serían entonces tres casos individuales de solamente una vez cada uno, y dos viñetas con una frecuencia única de dos, pero esa no es la forma colectiva o común de contarlas, sino en grupo):

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Décima segunda viñeta a considerar: Cambio # 6: “La pistola”:
Cambio # 6: A80.3-F196: La pistola, que en La Feria original de los 60s es:

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En La Feria de JM del 71ha sido reemplazada por “La mano” (la que aparece con muy poca claridad en la versión del FCE, ya que ésta parecía ser la mano izquierda, cuando en realidad es la mano derecha):

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Siendo ésta la última y el último fragmento, cuando se acomodan las viñetas según el orden en el que van apareciendo en el texto, y aquí se deja el texto abierto, como siempre lo quiso hacer Arreola, para darles en un futuro un mayor detallado a las historias que están allí presentes en La Feria (como Arreola nos lo dice en el epígrafe que elegí para este artículo, y como se ve en “La vida privada”, que pudiera decirse que es una expansión del F198, cuya viñeta patriótica es la de “Las banderitas”, y trata del joven licenciado Gilberto dando su discurso patrio la noche del 15 de septiembre, quien se enamora de una mujer casada); en este caso, todo termina con puntos suspensivos, diciendo María Palomino: “Cada ocho días le voy a ir trayendo lo que pueda. Pero que sea de cera líquida...”
             En el contexto, el cerero estaba a punto de disparar su cólera, ya que de nuevo llega la misma mujer (María Palomino) al momento en el que él ya está cansado y a punto de cerrar su tienda, pero ella le da su mejor “disparo” (uso figurativo para referirse al hacer uno su mejor esfuerzo: ) con dinero de esos pesos antiguos de plata que él ni se imaginaba que recibiría en ese momento como un adelanto, en anticipo por un trabajo monumental a relativamente largo plazo: el hacer la vela más grande que jamás se haya hecho; también, cuando alguien recibe algo gratis de otra persona, se usa esta palabra en un sentido figurado al decir: “me lo disparó tal persona”; así también, en La Feria, la viñeta de “La pistola” (F162), que es la última de todas, no aparece sino hasta 46 fragmentos después de la penúltima viñeta que es la de “La pierna” (la que se ve por primera vez en el F116); es decir, que la aparición de “La pistola” aquí: ¡“se disparó”!, en distancia con respecto a la previa viñeta (siendo la única que hace esto):

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Noté también cómo la mano del FCE (aquí arriba), parece más bien un guante, y eso es lo que yo inicialmente pensé, comparada con la mano original (al menos la de las placas originales, verla con mayor claridad y resolución en el siguiente punto):

Décima tercera viñeta a considerar: Cambio # 17: “La mano” (la que al verla con claridad: ¡es la derecha!):
Cambio # 17: A65.3-F278: La mano, en las ediciones originales de los 60s (la que Luis Méndez Martínez me indicó que es la mano del cura, ¡por aquello blanco que se le alcanza a ver en su muñeca!):

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La cual en la versión adulterada de La Feria de JM de 1971ha sido reemplazada por “El zapato” (además, en esta versión, cada viñeta de un mismo grupo presenta diferentes intensidades de tinta, siendo la que pongo aquí la que muestra más detalles, pero nunca tan clara como en la mejor edición, visualmente hablando, mas no en cuanto a la exactitud en el orden de sus viñetas, y es, como ya lo he dicho, la edición del 2008 (verla en las referencias); otro zapato, de los tres que corresponden a la serie normal contra los cuatro que aparecen en la edición alterada, allí está más obscuro, y el otro aparece peor, al estar totalmente obscuro en esa versión alterada al ser comparado con la mejor resolución posible que habría de mostrar la misma intensidad en todos los íconos que son iguales):

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El contexto aquí nos indica que fue por un “dedazo” de los hacendados el hecho de que se reemplazó por otro asustadizo e inepto al cura de Zapotlán el Grande que simpatizaba con los indios, llegando en su lugar ese otro clérigo joven e inexperto, como un texto que aquí mismo nos dice que al leer en latín, titubeaba mucho y que: “Ya en español se equivocó varias veces y repetía las palabras”

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2.d) Cambios relacionados con objetos impersonales o no del vestir:

Décima cuarta viñeta a considerar: Cambio # 9: “El farolito”:
Cambio # 9: A30.4-F228: El farolito, que en las ediciones originales de los 60s es:

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Pero que en La Feria de JM de 1971 ha sido adulterado por “La campana”, la que nada tiene que ver con el contexto directo que allí se observa:

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Entonces, y de nuevo, la viñeta original, como en todos los otros casos, tiene un mayor sentido, mientas que la viñeta adulterada no lo tiene, ya que aquí se trata de dos jóvenes que se fueron a buscar dinero enterrado; y eso supuestamente “se los dijo un ánima” (y se dice que todo esto es algo que más comúnmente sucede de noche): “Pero tuvimos envidia uno de otro y cuando llegamos al punto, el dinero se nos volvió carbón. Trabajamos de balde”
La serie aquí es la siguiente:

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Décima quinta viñeta a considerar: Cambio # 10: “El cometa”:
Cambio # 10: A20.5-F231: El cometa, que es el que aparece en la primera edición de La Feria de 1963:

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Pero que en La Feria roja de JM de 1971 ha sido reemplazado por “La llave”:

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Aquí, se trata de un fragmento de un texto apócrifo panteísta que Arreola ha incluido, el cual dice que la divinidad se encuentra en todo lugar… (Idea que cautivaba a Arreola, pero que según mi entender es errónea); sin embargo, la serie para esta viñeta de “El cometa” es la siguiente:

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Un extracto de ese tan breve fragmento es: “Hiende el leño y yo estoy allí”. Aquí, entonces, un cometa celestial es algo más “etéreo” o distante para el ser humano en comparación con una llave, la cual si se puede palpar: ¡y hasta de asustarse con su sonido al caer, si es de esas grandotas de los portones antiguos!, como la que en la obra asustó al cura, lo que Arreola contaba que había sido un drama de la vida real que le sucedió a su tío Librado, el que se mantuvo siendo clérigo durante toda su vida (pero que su otro tío: José María Arreola, abandonó todo eso al percibir la mentira perpetrada para engañar a la gente a partir de la tilma de JuanDiego, y se dedicó a la enseñanza y a las investigaciones científicas de las índoles más diversas).

Décima sexta viñeta a considerar: Cambio # 13: “Los dados”:
Cambio # 13: A66.4-F260: Los dados, que en las versiones originales de los 60s son (nótese que cada uno suma siete en los puntos visibles, el segundo número en importancia de La Feria después del tres, siendo el dado de la izquierda un dado “imposible”, ya que su lado izquierdo carece de números):

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Pero que en La Feria de JM de 1971, esos dados han sido reemplazados por “El dos de espadas” (pero nótese también la originalidad de esta carta, ya que en las normales que yo he visto, las espadas siempre aparecen en direcciones opuestas):

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Y aquí, el fragmento nos habla de los juegos de azar presentes en La Feria, y nos dice: “Nunca había habido tantos desplumaderos para ricos y pobres”. Es aquí entonces más común en esos juegos de azar el uso de los dados que el de ponerse a jugar a las barajas, que se basan más en la inteligencia que en el azar; además de que la baraja que aquí se ve en el dibujo original, como decía, son dos espadas mirando hacia abajo (las que normalmente en las barajas españolas aparecen en direcciones opuestas; y desde luego, se ven mucho más claras en las versiones de JM que en la del FCE, que es la que aquí se presenta para ese extraño “dos de espadas”). Esta es entones la secuencia para el grupo de “Los dados”:

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Décima séptima viñeta a considerar: Cambio # 20 (y último): “La flecha”:
Cambio # 20: A22.5-F288: La flecha, estadística, según las versiones originales de los 60s:

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En La Feria de JM de 1971 aparece en su lugar “El quiosco” (en el cual, dadas las discrepancias de la tinta, aparecen aquí como si tuvieran, cada uno, en cada una de sus repeticiones, un águila de bronce en diferentes posiciones, refiriéndome al águila patriótica que aparece en la cima del quiosco: siendo que la primera parece aparecer con sus alas tendidas o pegadas a la base, la segunda aparece como si comenzara apenas a emprender el vuelo, pero con la punta de sus alas aún pegadas a su base, mientras que la tercera  pareciera tener un ala levantada, y esa es la que yo pongo aquí; es decir, que en este estudio que presento no he explorado las variaciones individuales en la tinta de cada dibujo, lo que yo consideraría ser algo realmente aleatorio, poniendo en mi caso aquí, un mismo dibujo para todas las réplicas de una misma figura):

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Siendo este el desenlace final de la obra original, en el que se va precisamente, como la flecha lo indica, de mal en peor, ya que unos delincuentes les prenden fuego a los dos castillos para que estallen al mismo tiempo, y ambos tenían tanta pólvora, que duraron ardiendo y escupiendo buscapiés como por una hora, y luego, todos los participantes a este evento final en La Feria de Arreola, se lee que están: o borrachos o exhaustos de cansancio, y terminan todos ellos tirados en el suelo, y solamente queda de pie el que narra la obra, quien caminando lentamente y esquivando a los caídos, y concluye como si fuera una gran pieza musical, en este caso, con el último haz de cenizas elevándose al aire: “…vi subir al cielo la última columna de humo, recta y delgada. Dejé de mirar en el momento en que se desprendió de su base de ceniza, donde ya no quedaba nada por arder”

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Y aquí, me doy cuenta de que, con fines literarios, en su obra misma, Arreola invirtió el orden de los eventos, ya que normalmente se quema el último castillo o castillos (pues el último día ya se acostumbraron a quemar dos, que en este año del 2018, debido a las lluvias previas, se les “sebó”, como dicen, al intentar despegar del primero a la primera corona; es decir, que ésta se quedó atorada sin elevarse al cielo), y esta quema de los últimos castillos se hace la noche anterior al día del desfile (desfile que también en este año del 2018 se retrasó, del martes 23 para el que estaba programado, hasta el domingo 28 de octubre, en el que se vio más que nada un desfile interminable de venduteros provenientes de otros lugares del país, los cuales venían vendiendo desde pititos de plástico para hacer aún más ruido que “el normal” causado por las bandas y por los chiquillos enmascarados con horribles máscaras de terror, los que golpean sus látigos al aire haciendo chasquidos estruendosos…, y había también vendedores de esas manzanas glaseadas como con vidrio, que son como si fueran unos “rompe-dientes”…), además de que el desfile mismo se retrasó en un par de horas; dicen que, aparte de las tormentas que propiciaron el retraso, ese retraso “ayudó” a que se pudiera recabar más dinero, ya que muy sospechosamente y días antes: ¡alguien se robó del comité de la feria medio millón de pesos! (Aparte de que algunos rateros foráneos intentaban abrir las puertas de los autos estacionados para robar cosas dentro de ellos o de plano para llevárselos sin ser suyos; a mí me tocó ver a uno de esos ladrones, quien nomás al verme, corrió al otro lado de la calle, lo que informé a un policía que me dijo que andaban muchos de esos procedentes de otros lugares), pero…
             Volviendo a nuestro análisis, entonces con todo esto completamos el análisis de las veinte viñetas que fueron, o bien invertidas (cinco de ellas, las primeras que vimos, con un caso afectando a dos viñetas de una misma serie: “La flor”), o cambiadas por otra viñeta (quince de ellas, con dos casos afectando también a dos viñetas de una misma serie: “El sombrero” y “La corona” (y las dos corresponden a cosas que se colocan sobre la cabeza), quedando entonces la que sigue como una adulteración de una viñeta original, para entonces generar una nueva viñeta falsa no existente en el original, como lo es el siguiente reemplazo del dominó 2 – 1, por aquel claramente visible en la versión del FCE, de un dominó 1 – 1 que veremos a continuación:

Décima octava viñeta a considerar (pero ahora ya no se trata de un reemplazo o inversión sobre un fragmento, sino que se trata de una llana adulteración a la figura misma, cambiando un dos (representado por dos puntos) por un uno (representado por un punto)):

Cambio # 21: A49.b.1-F165: “El dominó”:
Y aquí, el texto nos habla de dos mujeres (el dos en el dominó), las cuales murmuran de Odilón (el uno en el dominó) y su constante asedio de múltiples mujeres para “hacerlas caer”. Es claro que el dominó original es el que suma tres, como un 2 – 1 para el fragmento bajo consideración (que es un 1 – 2 para los dos fragmentos que se encuentran a sus costados), ¡pero la versión adulterada, visible como ya dije en la versión del FCE, ha cambiado ese dos por un uno para dejarla como si fuera un 1 – 1!:

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Este es tan sólo un ejemplo de una serie adulterada (pero en realidad son prácticamente todas las otras las que también dejan mucho que desear en lo visual, como sucede con los dados del FCE (los que son indistinguibles en sus números, dada su baja calidad visual, como ya se ha dicho y como se verá abajo), ya que aquí, como decía, se optó por poner solamente en su variante adulterada específica, a las malas viñetas publicadas por el FCE, mientras que las otras de su misma serie que puse yo, fueron las viñetas de mejor calidad del 2008, y no las correspondientes a la versión del FCE). El extracto de este texto del dominó nos dice, respecto a Odilón: “Dicen que tiene una novia en cada pueblo, con eso de que siempre anda de aquí para allá”

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Aquí arriba vemos entonces algo con lo que yo quisiera terminar, que son otros siete ejemplos de viñetas que nos son presentadas con muy poca calidad por la edición del FCE, y por muchas otras que aparentemente se han basado en esa mala versión referente a una muy baja calidad visual en sus viñetas, para hacer sus propias reimpresiones, comparadas con las mismas viñetas de alta calidad, que es como deberían de verse en todas las ediciones[1] (y estas serían entonces las viñetas, si siguiéramos la cuenta después de las 21 aquí presentadas, pero estas otras debidas solamente a la mala calidad visual, seguirían de la 22 a la 28 para la revisión de ustedes, indicando esas imágenes, la pérdida de detalles importantes en la edición del FCE; se ha puesto la “A” en negritas para indicar en donde es que comienza la numeración para cada viñeta).
             En esos últimos dibujos, tenemos primero a lo que yo llamo “La cruz celta”, que según la interpretación de la versión del 2008 es como se ve en la parte de arriba, y que yo asumo que corresponde a la original, pero aquí tal vez pudiera tratarse de una interpretación de la editora de dicha versión, y lo digo porque lo que veo, en las versiones con poca claridad, es que esos trazos perpendiculares al ángulo para cada uno de los cuatro cuadrantes son ovalados y no rectos como los pone la versión del 2008, además de que en ningún caso terminan en punta triangular, sino que se fusionan con la figura de esa cruz negra como se ve arriba, por lo que me parece que la identificación de esta figura sigue abierta…; luego tenemos a “La carreta” del circo que ya comentara yo en el texto que no nos permite ver los rines en la versión del FCE, seguida de “La paloma”, la que en su original tiene dos estrellitas con ocho picos cada una en el cuello, las cuales se pierden en la edición del FCE; luego pongo aquí a “La cruz de las cruzadas” (la cual en la versión del FCE se ve con intensidades variables de tinta, siendo la primera la que parece ser una cruz encima de una caja cuadrada, pero conforme transcurre en su serie, tal vez se les va acabando la tinta para terminar con una que tiene, casi, una definición mayor pero no total (lo que no siempre sucede en la versión del FCE, ya que a veces, las más saturadas de tinta corresponden a las últimas figuras de las series de viñetas y no a las primeras, como sucede en el caso de “Los labios”), de esos puntos o círculos que se encuentran en cada cuadrante de esa misma viñeta bajo consideración (aunque las terminaciones horizontales de los brazos de esta cruz se ven ovaladas en todas las copias borrosas e imperfectas del FCE, mientras que solamente las terminaciones verticales de la base y del tope terminan en línea recta), y aquí elegí yo a las mejores imágenes dentro de cada serie como las publicara el FCE); luego pongo a “El as de copas” (que fue una de las viñetas más difíciles de interpretar, a no ser porque aparece bien definida en la portada (ver la imagen arriba), y porque Luis Méndez Martínez me lo hiciera ver); y termino aquí hablando con “Los labios” (que debido a la mala definición de las viñetas de la versión del FCE, ¡yo pensaba inicialmente que se trataba de “La polla”, con sus piernas abiertas y con sus pechugonas al centro!, ya que el contexto de cada fragmento habla acerca de mujeres de no muy buena reputación; bueno, también allí con esas mujeres se pueden usar los labios, los que me imagino de un rojo intenso); y aquí seguiría yo con un largo etcétera que se prolongaría casi por resto de todas las viñetas, pero prefiero por ahora limitar mi discusión a esto que he escrito hasta ahora…
             …Ya que tiempo me faltaría para hablar de “El pan”, que en la versión del FCE parece más bien otra cosa que desechan las vacas… así de que entonces, por lo pronto, les queda de tarea a los alumnos, si así lo desean, que les pongan números a todos los fragmentos en su copia de La Feria como aquí lo he hecho yo, para que luego busquen los fragmentos complementarios a las viñetas de interés para cada serie, los que aquí se presentan tan sólo a través de sus dibujo, pero que por falta de tiempo no se reseñaron verbalmente en todo detalle como para explicar su lógica subyacente para estar en el lugar que se encuentran. Así podrán ustedes sacar sus propias conclusiones.

Conclusiones:
Más, en el caso de mis conclusiones, insisto en que es preciso regresar, si se quiere realmente permanecer fiel al trabajo original de Juan José Arreola y de su escudero Vicente Rojo, tal y como ellos lo publicaran originalmente, y para todas las ediciones subsecuentes a partir de ahora, volver al orden de las viñetas de la edición original de los 60s de Joaquín Mortiz: la de 1963 (que se mantienen igual en 1964 y en 1966), incluyendo a las cinco viñetas que aparecen en su portada original para completar a esta serie total de 294 viñetas (que son un múltiplo de tres, las que pueden ponerse en una hoja interior inicial en dichas ediciones futuras, justo antes de los epígrafes de Isaías y de Frédéric Mistral), además de la restauración de las viñetas que aquí se indican a sus orientaciones y a sus figuras originales, haciendo un esfuerzo editorial por presentar a dichas viñetas de la manera más clara que les sea posible a los editores, y no con unas malas tintas corridas como se ha hecho hasta ahora, incluso en sus ediciones tempranas, siendo la edición con la mayor nitidez de imágenes, y una vez más lo digo para elogio de su editora, aquella a cargo de Patricia Griselda Gutiérrez Navarro, a quien agradecemos desde aquí por su labor (verla en las referencias), pero que aún ésta no contiene a las viñetas correctas de 1963 (ya que incurre en más adulteraciones aún que aquellas de JM de 1963, más una que se convierte en varias adulteraciones en esa versión del 2008, dado su reemplazo innecesario de “La cruz de las cruzadas” por “La cruz celta”; pero, la mayoría de las otras versiones tienen adulteraciones semejantes a las de JM de 1971, correspondiente a su edición de portada roja, que son las que usa la edición de La Feria que aparece en las “Obras” de Arreola del FCE de 1995; y ya para terminar, pongo en el apéndice tres lo que leemos en la contraportada de la primera y de la segunda edición de La Feria de 1963, así como una comparación de las fotos de Arreola que aparecen en la primera y en la segunda edición de la “Serie del volador” de JM; en el apéndice cuatro pongo el comentario que aparece únicamente en la primera solapa de la adúltera versión roja de La Feria de JM de 1971, así como de las obras de Arreola que se planeaba incluir en esa serie, lo que entonces no sucedió); en el apéndice cinco detallo cada una de las 21 variaciones en sus textos completos, y en el apéndice seis mi carta a la Editorial Planeta Mexicana, la cual está obliterando por completo la brillante colaboración de Vicente Rojo, dejando su participación por completo fuera de La Feria de Arreola; en el apéndice siete le hago algunas preguntas abiertas al artista del lienzo Vicente Rojo.
             Si esta restauración que aquí solicito es posible, entonces éste mi trabajo habrá servido de algo en la práctica, y no sólo como un curioso caso de las editoriales, sino como verdaderas violaciones que deben de ser detenidas y de ser restauradas a aquella ¡rica, inventiva y tan original imaginación desplegada tanto por Arreola como por Rojo en la versión original de JM de 1963!
             Debido a que en el año del 2018 se celebró el centésimo aniversario de Juan José Arreola, en memoria de quien escribo este estudio, el propósito de este artículo es, como ya lo he dicho, el de solicitar que las ediciones futuras de La Feria estén, junto a la edición original de 1963 de JM, todas sus viñetas de aquí en delante en plena sincronía con la versión original.
            Finalmente, el autor de este trabajo acepta la hipótesis Ha de la siguiente manera: Para cinco de los cambios, es decir, para el 25% de las adulteraciones, que son las que tienen que ver con las relaciones de pareja, se nota un deliberado cambio; para el resto de los cambios, siempre es consistente con el contexto la viñeta original y no la viñeta adulterada; así como el cumplimiento de los cinco objetivos mediante este artículo, y cabe decir que una muy breve reseña visual de este trabajo ha sido publicada por el autor en una revista científica internacional indexada en el PubMed de los NIH de los Estados Unidos, alusivo a las “mutaciones” deletéreas (tanto en el Resumen como en el Apéndice de: Castro-Chavez, 2019, Apéndice 3, p.3-4). En el resumen escribo lo siguiente en inglés: “I add an example of "mutations" in literature, based on two early versions of "The Fair" (in its first edition of 1963, and in its first red edition of 1971), comparing its vignettes, and written in Spanish by my professor Juan José Arreola, now at his 101 year of birth.” (“Añado un ejemplo de “mutaciones” en literatura, basado en dos versiones tempranas de La Feria (en su primera edición de 1963, y en su primera edición roja de 1971), comparando sus viñetas, y escrita en español por mi profesor Juan José Arreola, ahora en su año 101 de aniversario.” Y esto lo escribí en el 2019).

Apéndices:

Apéndice 1: Algunas de las polifonías y poligrafías presentes en la feria, pero no todas, en orden alfabético son: Absoluciones, abusos, actas, advertencias, ajedrez, alabanzas, alabados, amaneramientos, anécdotas, anuncios, apagones, aplausos, apocalipsis, apologías, apuntes, autobiografías, auto-saciedades, balbuceos, barajas, bendiciones, burlas, calumnias, campanadas, canciones, cantos, cartas, castigos, celos, citas literarias, clamores, comedias, condenas, conferencias, confesiones, conjuros, contratos, coros, corridos, costumbres, crímenes, críticas, crónicas, cuchilladas, cuentos, chismes, choteos, décimas, declaraciones, decretos, delirios, demencias, denuncias, depravaciones, desafíos, desplegados, desprecios, devociones, diarios, dichos, discursos, dramas, ebriedades, elogios, encriptados, enigmas, epígrafes, erotismo, escrituras apócrifas, escrituras bíblicas, escrituras legales, elogios, espantos, evocaciones, exageraciones, expresiones físicas, exequias, exhortaciones, exigencias, exposiciones, extranjerismos, fantasías, ficciones, figuras de dicción o literarias, fuegos artificiales, gemidos, goteos, groserías, guiños, historia, historias, historietas, homilías, idiotismos, ignorancias, informes, instrucciones, interjecciones, jaculatorias (derivado del griego para referirse a una “eyaculación verbal”), ladridos, latinismos, lenguas espirituales (nota: y ya que el autor de este artículo habla en esas lenguas desconocidas o glossolalia, en este aspecto es él semejante al don Isaías que aparece en La Feria), letanías, leyendas, literatura, locuras, llantos, llavazos, machetazos, maldiciones, manías, mapas, maullidos, mensajes, mentiras, merolicos, metáforas, miradas, misterios, mitos, modismos, morbos, murmullos, música, melodías, mofas, narraciones, necedades, neologismos, nostalgias, notas periodísticas, notas personales, novelas, observaciones, obsesiones, ofensas, opiniones, oraciones, palabras póstumas, pánico, perdón, peroratas, persecuciones, pesadillas, planos, pleitos, poesías, popurrí, pornografía, pujidos, profecías, quejas, quejidos, realismo, recados, recetas, reclamos, reconvenciones, recuentos, recuerdos, regionalismos, registros, relaciones, relatos ficticios, relatos históricos, rencores, reportes, reseñas, retos, revelaciones, rezos, rimas, rumores, sadismo, sarcasmos, sátira, secretos, señales, sermones, signos, silbidos, silencios, sinfonía, sinrazones, soledades, sonetos, sornas, suspenso, susurros, tarareos, temores, testimonios, terremotos, terrores, tormentas, trote, truenos, torteo, venganzas, visiones místicas, violaciones, voces de ultratumba, zapateos… (Lista incompleta, cercana ya a las 200 palabras, ¡y tan sólo para la obra de La Feria!). Entonces, como una doble conclusión, me preguntaría ahora: Si La Feria de Arreola está llena, por diseño de su autor, de polifonías y de poligrafías diversas: ¿por qué no reconocer entonces que Arreola mismo también se las jugó aquí también, permitiendo que su obra fuera llenada con 294 “polifonías visuales” basadas en el ordenamiento estratégico por parte de él, mientras se recuperaba de su operación intestinal, de las 80 viñetas realizadas por Vicente Rojo Almazán?, ya que: “La Feria es una novela que muestra la capacidad de Arreola por reunir armónicamente distintos elementos, propios y ajenos, bajo un mismo título. Esta novela puede definirse como una obra sincrética… un diálogo…” (Moreno Espinoza, 2011, Web).

Apéndice 2: El suplemento O2 de “La Gaceta de la Universidad de Guadalajara”, nos dice en una nota y en un “Bloc de notas” lo siguiente: “La feria de Arreola es una de las obras cumbres de la literatura latinoamericana... (Su primera edición apareció en 1963, bajo el sello de la hoy extinta editorial Joaquín Mortiz). La colaboración de Vicente Rojo, quien realizó los asteriscos (viñetas) que separan los fragmentos de la novela, resultan fundamentales y con el tiempo se volvieron parte de ella y, por tanto, imprescindibles.” A continuación, siguen los comentarios previos de Vicente Rojo en relación con las viñetas que él mismo hiciera; es Salvador Encarnación (2013, pp.4-5), quien le pregunta (y aquí pongo sus preguntas en itálicas, y en negritas lo que más nos incumbe de las respuestas que ofrece Rojo, el resto de sus respuestas aparece normal): ¿La imaginación es una llama? Por supuesto. Sí, como la zarza ardiente que decía Juan José Arreola. Esa llama tiene que estar en el corazón... El asterisco fue como un engarce… Así es. Esa era la idea. No es un asterisco normal. La idea fue que tuviera algo que enriqueciera visualmente las páginas; que al llegar a la lectura, el lector se encontrara con un elemento que le fuera atractivo, divertido. Uno se identifica con todo lo que lee y le gusta. Para mí sí existía la intención de darle esa riqueza al texto que de por sí es muy rico, pero que necesitaba —según el criterio de Arreola y Díez-Canedo— encontrar ese punto que uniera todas esas imágenes que son tan ricas… A mí me ha gustado, como en el caso de La feria, un momento de humor, de divertimento; que ayude al libro sin perturbarlo, sin inquietarlo. Arreola un día dijo que La feria la había diseñado “un muchacho muy inteligente”... Siempre he tenido la inquietud de estar renovando mi trabajo… Yo me he concentrado en la labor editorial, en el diseño editorial. Recomiendo conocer muy bien el libro o la revista, los textos. Leerlos, entenderlos. Y a partir de eso encontrar las imágenes que no perturben al libro. Imágenes que puedan sugerir, insinuar cosas pero que, de ninguna manera, pretendan estar por encima del libro. Es un trabajo de subsuelo que hay que ir haciendo y cuando se logra, eso es un éxito. A veces no se logra, claro. Pero hay que partir siempre de la lectura de los textos, eso es básicoUsted nació en Barcelona, pero México es su país…  Sí. Este es mi país. Tengo 63 años en México. No he perdido la fe, pero eso no quita que yo me sienta mexicano. Y el trabajo como este de La feria de Juan José Arreola espero que lo demuestre.” [Además, en un libro sobre V. Rojo leemos lo siguiente:] “En Joaquín Mortiz por su parte, creó portadas entre 1962 y 1984, en las colecciones Novelistas Contemporáneos y Serie del Volador. Rojo comenta que don Joaquín Díez-Canedo le platicaba el contenido de los libros, haciendo copiosas digresiones y críticas sin rodeos sobre los propios libros y sus autores (en la nota 45 nos dice: “(A) Joaquín Díez-Canedo… comencé tres años después de Era, a hacerle muchas (colaboraciones para su editorial de JM); entonces él me contaba de qué iba el libro, que realmente eran novelas o cuentos. Además, me lo contaba críticamente: ‘Mira, es la historia de un joven que se enamora de su tía; mira, al llegar a la página ochenta y tantos se pierde un poco, pero no importa, la voy a publicar.’ Era genial tener esa información de lo que era un editor. Reconocía, sabía lo que tenía, lo que valía y lo que no”… y agrega: “Yo nunca tuve clientes, siempre tuve amigos, que es muy diferente. Y luego la ventaja de que confiaban en mi trabajo”, ya que para él el diseño funciona o no funciona, pero no se negocia... En el formato reducido del Volador, Rojo se inició con La feria, de Juan José Arreola, que le permitió trazar las claves visuales y estructurales que darían continuidad a la serie (Los elementos gráficos que perfilaron esa tan funcional y exitosa maqueta fueron: una pleca de color bordeando una imagen en alto contraste, la distribución de la cuarta de forros en bloques con una estructura de sabor áureo, una imagen de autor en la cuarta de forros, donde el texto lleva color en el fondo, el lomo de color tiene dos bandas o áreas de información)” (Rojo, V. 2015, pp.96-97, notas 45 y 47) [Como vemos, aquí la explicación final se centra en la cubierta pero no en los detalles precisos de los asteriscos o de las viñetas, información histórica crucial que nos sigue faltando].

Apéndice 3: Texto en la solapa trasera (la cuarta de forros) de las primeras ediciones originales de los 60’s por Joaquín Mortiz de La Feria: “LA FERIA pertenece al género de los apocalipsis de bolsillo, y por lo tanto es natural que sus páginas recojan fragmentos, textuales o deformados, de la más variada tradición oral y escrita, procedente sobre todo de Ezequiel y de Isaías, de los Apócrifos, del cartulario colonial y de los anales de un pueblo imaginado al sur de Jalisco. Se trata en realidad de puros recuerdos de infancia, de cosas leídas, vistas y oídas, puestas una tras otra, al azar. Pero hay una segunda ilación: el tono en que están contadas. La fidelidad a los giros populares y el realismo mágico de ciertos pasajes son tal vez las mejores cualidades de este libro desordenado, múltiple y singular, breve y abundante. Juan José Arreola nació en Ciudad Guzmán, Jalisco, el año de 1918. Autodidacta. Ha ejercido una veintena de oficios, empleos y actividades diversas. Debe a Varia invención (1949) y a Confabulario (1952) su nombre de escritor.”

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Arriba: Fotos de Juan José Arreola: Izquierda: De niño, como aparece en la portada de la revista de “La muerte” (invierno de 1987-88, pp.19-25), que incluye a la partitura de Hermilio Hernández para el Soneto de 1941 de Arreola (cabe señalar que el encargado de la sección de música era precisamente Hermilio Hernández). Centro: foto para La Feria de JM, “Serie del volador”: En la primera edición de 1963 (al pie de la foto de Arreola leemos otros títulos de esa serie: serie del volador: Juan José Arreola: La feria; André Breton: Nadja; Luisa Josefina Hernández: Los palacios desiertos). Derecha: En la segunda edición de 1964 (al pie de la foto de Arreola leemos aquí: en la misma serie: Sergio Galindo: La comparsa; B. Van Leeuwen: La piedra de tropiezo; Agustín Yáñez: Tres cuentos; Günter Grass: El gato y el ratón; Sergio Fernández: En tela de juicio; Juan García Ponce: Figura de paja; Roberto Ruiz: El último oasis; Archibaldo Burns: En presencia de nadie; a diferencia de esto, en la tercera edición, la de 1966, simplemente dice (con igual foto que en a segunda, pero de un mayor tamaño), al lado derecho de la foto: serie del volador: Novela; Relato; Cuento; Ensayo).

Apéndice 4: Comentario que aparece únicamente en la primera solapa interna, justo detrás de la portada de la versión roja de JM de 1971, la que cambió a veinte viñetas: “Como si quisiera enseñar a los que se empeñan en que la literatura sea sólo documento – ha dicho Emir Rodríguez Monegal –, Arreola ha creado un libro que es literatura y que sin embargo documenta de la manera más cabal, más irónica y dolorida, una realidad del México de hoy y de siempre. Por el camino del ejercicio estilístico, del infinito paladeo de las palabras, de las alucinaciones y de las pesadillas personales, Arreola ha desembocado en este libro, escrito en el lenguaje que el autor oyó desde que se abrieron sus oídos y en el que se mezcla la visión plena de la realidad con un trasfondo que es poesía.” [A continuación, se añade exactamente lo mismo que aparece aquí en el Apéndice 3 tomado de las versiones de los 60s, pero solamente hasta donde dice el oximorón de: “breve y abundante”, dejando fuera el breve biográfico personal de Arreola; por su parte, en la segunda solapa, la parte trasera o interna de la cuarta de forros, leemos lo siguiente de manera vertical, lo que aquí pongo yo de manera horizontal para salvar espacio: “Obras de Juan José Arreola: Orden de la edición: Confabulario; Palíndroma; Varia invención; Bestiario; La feria; Arte de letras menores; Memoria y olvido; Hombre, mujer y mundo; Poemas y dibujos. Joaquín Mortiz / México”; comentario: Y sí, a mí me impresionó desde que vi a los cuatro últimos títulos que jamás, hasta donde yo sé, ni se escribieron por Arreola mismo, ni se publicaron por Joaquín Mortiz. Finalmente, la contraportada de esta edición roja que altera a las 20 viñetas señaladas de La Feria, pone parte del fragmento que comienza diciendo: “-La mera verdad, yo no sé para qué mi mamá me dejó casar…”, y que termina diciendo: “-¿Y cómo nació Filemón?”, cuya viñeta es “El cántaro” con el símbolo del Yin y del Yang en un mismo color, y que conforme a mi clasificación corresponde al A19.2-F126, lo que significa, como ya lo hemos visto: Asterisco número 19 por orden de aparición, en su segunda repetición, correspondiente al fragmento 126 de la obra de La Feria de Juan José Arreola].

Apéndice 5. Las 21 adulteraciones de La Feria, comparando la versión original de 1963 con la adulterada de 1971, ambas publicadas por Joaquín Mortiz:

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Adulteración # 2:
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Adulteración # 3:
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Adulteración # 4:
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Adulteración # 5:
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Adulteración # 6:
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Adulteración # 7:
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Adulteración # 8:
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Adulteración # 9:
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Adulteración # 10:
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Adulteración # 11:
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Adulteración # 12:
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Adulteración # 13:
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Adulteración # 14:
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Adulteración # 15:
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Adulteración # 16:
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Adulteración # 17:
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Adulteración # 18:
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Adulteración # 19:
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Adulteración # 20:
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Adulteración # 21:
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Apéndice 6.
Carta a Editorial Planeta Mexicana S.A. de C.V. (Editores de La Feria de J. J. Arreola),
             Soy un científico postdoctoral, antiguo alumno de Juan José Arreola, y presenté en los “Coloquios Arreolinos” el tema de la: “Otra lectura de La Feria de Arreola por las viñetas de Vicente Rojo”, y descubrí que dichos dibujos, como se encontraban originalmente en la primera edición de 1963, son necesarios y fundamentales para complementar a la obra escrita.
             Además, me di cuenta con gran desagrado, mientras preparaba mi ponencia, que en la más reciente edición (la del 2018, y en la previa del 2015) de La Feria,[2] todas las viñetas originales dibujadas por el renombrado artista Vicente Rojo han sido reemplazadas con 7 nimias viñetas que se repiten una y otra vez, las que son:

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según su orden de aparición, y que no tienen relación alguna con el contexto de los fragmentos de La Feria. Como lo hemos demostrado en dicha ponencia, cada una de las 80 viñetas originales de Vicente Rojo tiene relación con los 288 fragmentos de La Feria que son precedidos por cada una de las viñetas originales, más la viñeta 289 que cierra la obra.
             Además, descubrí, gracias al consejo de Orso Arreola Sánchez, hijo de Juan José Arreola, que las cinco viñetas originales que aparecen en la portada de la versión primera de Joaquín Mortiz de 1963 de su “Serie del volador”, ¡también cuentan para dar el total adecuado que aparentemente Arreola tuvo en mente! (Que es un múltiplo de tres): 294 (que se obtiene de la suma de las 289 viñetas del texto más las 5 de la portada original; sin embargo, a partir de 1971, con la edición roja de las “Obras” de J. J. Arreola por Joaquín Mortiz, ¡veinte de las viñetas originales fueron alteradas con viñetas que no corresponden al diseño original de la edición de 1963! (los detalles se describen en este trabajo), además de una viñeta que fue modificada en la otra edición también llamada Juan José Arreola “Obras” del FCE desde 1995:

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Por ello, se les solicita de la manera más atenta que, en ulteriores ediciones, de ser posible y por favor:

  1. Regresen a las viñetas originales de Vicente Rojo de 1963 (de la primera edición de Joaquín Mortiz), reproduciéndolas con la mayor calidad visual posible (tal y como lo hizo, pero en el caso de ustedes, con las viñetas correctas (ya que aún esta referencia que viene, falló al poner erróneamente 22 viñetas que no corresponden al original):

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Arreola, J. J. La feria. Secretaría de Cultura. Gobierno del Estado de Jalisco. ISBN 978-970-624-576-2 (En pasta dura. Diseño de colección (para la serie: Letras inmortales de Jalisco): Avelino Sordo Vilchis. Asteriscos: Vicente Rojo. Composición tipográfica: Rayuela, Diseño Editorial. Cuidado de la edición: Patricia Griselda Gutiérrez Navarro. Cuidado del texto: Elizabeth Alvarado, Felipe Ponce y ASV), 145 p., 2008.

2) En una hoja antes de los Epígrafes, que por favor agreguen ustedes a las cinco viñetas que encabezaban a la portada original de 1963 antes mencionada e ilustrada al principio de este trabajo, cuyas viñetas son, de arriba hacia abajo, las siguientes: 1) La estrella, 2) Los frutos, 3) El as de copas, 4) El ojo y 5) El trébol.
Atentamente,
Fernando Castro Chávez, PhD.

Apéndice 7.
Me gustaría hacerle unas preguntas abiertas a Vicente Rojo, autor de esas bellas viñetas o asteriscos de “La feria original”:

1) Estimado Vicente Rojo: ¿Estabas enterado de que en la versión roja de 1971 de JM ya había habido 20 adulteraciones a tus viñetas originales: 5 cambiando su orientación y 15 reemplazando a las figuras?;

2) ¿Será posible que puedas tú ejercer influencia para restaurar a las viñetas conforme a su configuración original?;

3) Vicente: El haber incluido entre tus viñetas a esa viñeta de “La trompa uterina” (o “La cabeza del borrego negro”) muestran detalles íntimos de las pesadillas de Arreola, ¿Cuáles fueron los detalles históricos que te llevaron a incluir a dicha viñeta tan intrigante para esos fragmentos específicos relacionados con las mujeres?;

4) ¿Fuiste tú el único responsable en el diseño y en la organización de todas las viñetas en la edición original de JM de 1963 de la feria o no y si no ¿quién las ordenó?;

5) ¿Sería posible que explicaras en detalle la razón de haber elegido a cada una de las viñetas y todo el simbolismo intrínseco de cada una de ellas?;

6) ¿Existió alguna razón metafísica para que se haya elegido al número tres como el número preponderante en las viñetas de La Feria original de Arreola de 1963 ¿o fue toda una simple casualidad?;

7) Y finalmente, una pregunta abierta y compuesta de otras preguntas, en la que me gustaría preguntarte si existen algunos detalles o cosas íntimas y personales que desees revelar respecto al diseño y a los tiempos en los que elaboraste a esas viñetas, y tu opinión personal con respecto a los 20 cambios llevados a cabo en la versión roja de 1971 de JM (así como quién las podría haber cambiado y con qué motivo o propósito, y porqué ni Arreola ni tú dijeron nada al respecto; me imagino que no se fijaron del cambio, así de que entonces pudiera haber sido un detalle que se pasó por alto sin siquiera notarlo hasta hoy), y que por favor dieras también tu opinión con respecto a la totalidad de los cambios de la Editorial Planeta Mexicana en donde se han reemplazado a todas tus viñetas originales, erradicándote por completo de La Feria, con solamente siete absurdas viñetas, de las cuales al menos tres de ellas carecen de relación alguna con La Feria de Zapotlán, o aún con la región del sur de Jalisco en donde la acción se desarrolla (siendo éstas unas maracas, un cirio del norte de México y una calavera del día de muertos), en esa edición booket de dicha Editorial Planeta Mexicana; además, queda abierto si existe algo más que desees decir o revelar al respecto; mucho te agradecería el poder documentar la historia de la obra más original de Arreola en su colaboración contigo, colaboración que aparentemente está siendo erradicada en las nuevas ediciones de La Feria por esa Editorial Planeta Mexicana.
Atentamente, Fernando Castro Chávez, PhD, alumno perenne de Arreola, de todo lo bueno en Arreola que aprendí desde que yo era niño...

Agradecimientos: Primeramente a Vicente Rojo, por dibujar las viñetas originales para La Feria de Arreola, luego a José Antonio Cortés, director de la Biblioteca Juan José Arreola de Zapotlán el Grande, por regalarme mi estándar inicial de 1966 de La Feria, a Luis Méndez Martínez, bibliotecario de la misma, y al niño, entonces de diez años, Gael Alejandro Pérez Venegas, por ayudarme a entender y a comparar, respectivamente, el sentido de las viñetas; a Luis Eduardo Meza Acosta, por permitirme cotejar mi tercera edición con la segunda que él tenía en su tienda de libros usados “La literata”; a Gilberto Moreno, por alentarme, en Zapotlán, a proseguir con estos estudios, y por motivarme, en Guadalajara, a comprar la edición original de 1963; a Orso Arreola Sánchez, a Gabriela Rodríguez y a Alonso Sánchez, por invitarme a dar una conferencia acerca de este tema en los “XI Coloquios Arreolinos” del 2018, año del Centenario del nacimiento de Juan José Arreola, y por conseguir el proyector y todos los detalles necesarios para el buen éxito de dicha presentación, respectivamente. A Sergio Fong, dueño de “La rueda”, presidente de los “Libreros de Guadalajara”, y organizador, junto con Carlos Axel Flores Valdovinos, del homenaje a Arreola en la “IX feria del libro antiguo y usado” en el que yo participara con el tema de “Arreola de Zapotlán”, al lado del estudioso Octavio Ricardo Hernández Hernández, y al mismo Fong, por conseguirme la adulterada edición roja de JM de 1971 de La Feria, así como la partitura que yo buscara desde principios del año, la de Hermilio Hernández para el “Soneto” de Juan José Arreola de 1941, cantado por Sahily Rentería en mi última participación en la “Casa de Arreola”, el que termina diciendo: “Amor, dime quien soy, ¡tú me conoces!”, entre otros hallazgos literarios únicos. A mis padres Manuel y Cristina, por creer en mis trabajos, y a mis hermanas, sobrinos y cuñado, más aquella que será mi mujer (y parafraseando a los tempranos Arreola y Pellicer): “Oh mi Dios, ¡tú la conoces! (pero Dios, ¿Acaso pudiera yo pedirte la mano de la joven MaKaMi por esposa?; a ella dedico: https://www.youtube.com/watch?v=m4tJSn0QtME y https://www.youtube.com/watch?v=kx2PgEj3B-g)”. A Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar por permitirme publicar un avance preliminar de este trabajo en su revista llamada “La Gaceta Literaria”, al lado del poeta zapotlense y ciudadano distinguido Julio César Aguilar, y por organizar la presentación oficial de mi libro “Arreolanza”. A Ricardo Sigala, por haberme sugerido publicar este trabajo, y al Doctor Juan Manuel Sánchez Ocampo, por seguirme alentando a publicarlo, y por todas las veces que tuve que actualizar este trabajo y mandárselo una y otra vez, agradezco también al Lic. Nicolás Medina García, asistente editorial de la revista Argos; a Didí Sedano, Sara Poot Herrera, Felipe Vázquez, Dante Medina, Hugo Salcedo, Cayetano Chávez Villalvazo, Pedro Mariscal, Martín Adablerto Sánchez Huerta, José Luis Zaragoza Hernández, Juan Manuel Chávez Brambila, Ramiro Solórzano, Vicente Preciado Zacarías, etc., por su apoyo moral; y también a Angela Roy, por permitirme incluir como apéndice de una revista científica (BJSTR), al breve de una hoja con las veinte alteraciones descubiertas hasta ese momento del 2019, sirviendo éstas de metáfora para las mutaciones biológicas…; y finalmente, agradezco a las dos damas de la “Librería Maya”, que fueron las que terminaron vendiéndome la edición original de La Feria de JM de 1963.

Referencias:
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             55 (675-683): https://web.archive.org/web/20170922053353/http://revista-iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/article/viewFile/4619/4783.
Arreola, J. J. (invierno de 1987-1988). [Descripción: Fotografía de un Arreola adolescente]. Portada de la revista “La muerte”, Facultad de Filosofía y Letras, U. de G.
Arreola, J. J. (1963). La feria. [Primera edición]. D.F.: Joaquín Mortiz (“Serie del volador”; Editorial Muñoz, S. A.
Arreola, J. J. (1971). La feria. [En: “Obras de J. J. Arreola”. Primera edición]. D.F.: Joaquín Mortiz
Arreola, J. J. (2008). La feria. Secretaría de Cultura. Gobierno del Estado de Jalisco. ISBN 978-970-624-576-2
Arreola, J. J. (2014) La Feria. D.F.: FCE, 720 p. ISBN 978-968-16-4666-0.
Arreola, J. J. (2015) La feria. Editorial Planeta Mexicana S.A. de C.V
Arreola, J. J. (2018). La feria. Editorial Planeta Mexicana S.A. de C.V., ISBN 978-607-07-2620-0.
Castro, F. (2012). Defragged Binary I Ching Genetic Code Chromosomes Compared to Nirenberg's and Transformed into Rotating 2D Circles and Squares and into a
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. 1(3):1–24. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4203674.
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Encarnación, S. (2013). Vicente Rojo. La pintura como apoyo a todas nuestras vidas (entrevista) [Versión electrónica]. La Gaceta de la Universidad de Guadalajara,
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Moreno, M. (2011). El fracaso de la Revolución Mexicana en La Feria de Juan José Arreola. Sincronía XV(59) Junio-Septiembre 2011
             http://sincronia.cucsh.udg.mx/morenoespinozasummer2011.htm
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             https://web.archive.org/web/20181029141957/https://sc.jalisco.gob.mx/prensa/noticia/1283
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             https://web.archive.org/web/20181029142433/http://archivo.eluniversal.com.mx/cultura/2013/juan-jose-arreola-la-feria-50-aniversario-edicion-facsimilar-969594.html
Rojo, V. (2015). Vicente Rojo: Escrito/Pintado [Versión electrónica]. D.F.: UNAM; pp. 96-97 http://www.libros.unam.mx/digital/V8/50.pdf

[1] Que, como dijera antes, las de mejor resolución corresponden a la edición del Gobierno de Jalisco del 2008 (ver referencia), aunque también difieren de la versión original de “La feria” de 1963.

[2] La edición de ustedes que noté, en la que se han reemplazado todas las viñetas originales de Vicente Rojo con siete viñetas recurrentes y sin sentido para con su contexto es: Arreola, J. J. La feria. Editorial Planeta Mexicana S.A. de C.V., 2015:IMG_8501.JPG, 2018. ISBN 978-607-07-2620-0 (Diseño e ilustración de portada: Carlos Palleiro, Offset Rebosán S.A. de C.V.); 200 p. (La cual es precisamente la que se estuvo regalando al por mayor en el Centenario del Natalicio de Arreola, durante el año del 2018).


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