Ramiro Lomelí
 

Breve historia


hijos de hijos no tuvieron padres,

fundaron nuestra ciudad

en el temor y la huida,

ladraron en la orillita

del silencio.
 
 

Después,

los nietos de los nietos

esperaron un final feliz,

sentados en una banca

del tiempo.
 
 

Ahí dormidos quedaron los héroes,

tenderos de lo ajeno sin báscula,

boticarios de sangre y decepción.
 
 

Hundidas tres naves en los mapas,

hundidas tres espadas en el alma,

aquí en la hacienda del insomnio;

el pasado sobre arenas movedizas.
 
 

Así es esto,

la diurna mortandad de la luz:

y cada día hay más noche.



 

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