Eusebio Padilla Gutiérrez
 

Notas sobre la derivación en castellano



Escuché en una plática: ¡Pobres costarricenses...! En otra ocasión, alguien habló de la logicidad de un suceso. Otro más habló de la historicidad de un hecho.

    Estas derivaciones: costarricense, logicidad e historicidad me hicieron reflexionar sobra algunos principios fundamentales de la derivación de en la lengua castellana.

    Derivar, en morfología, es formar una nueva palabra añadiendo un sufijo a un lexema. Es muy oportuno indicar que el lexema es el principal elemento con semántica dependiente que entraña el significado esencial de la palabra. Poseer semántica dependiente significa que el lexema, en cuanto tal, tiene significado sólo considerando toda la voz o lexía.

    El sufijo sólo significa algo considerando la unidad léxica; v.gr.: La voz manita la integran dos elementos morfológicos: el lexema man- que manifiesta el conjunto de propiedades esenciales de la mano y el sufijo: -ita que ostenta la disminución del sustantivo mano.

    Helos aquí esos principios básicos para derivar con éxito:

    1- La derivación, en lengua castellana, se verifica en el habla; esto es, al emitir los sonidos y no al escribir.

    2- En la derivación de una voz, intervienen dos morfemas: el lexema y un gramema facultativo que, en este caso, son los sufijos. Algunas veces, en su derivación, además del lexema y el sufijo, requieren de un infijo eufonizante o precisador semántico.

    Por definición, morfema es cada uno de los elementos, con semántica dependiente, que intervienen en la formación de una palabra.

    Lexema es el morfema con significado dependiente, que manifiesta la semántica esencial y que aptifica una palabra para derivar de ella.

    Sufijo es el morfema, con significado dependiente que precisa la semántica del lexema.

    Si alguien se apoya en estos principios, podrá lograr la derivación sin tropiezos, siempre y cuando, en su inteligencia, los vea claros.

    He aquí la ejemplificación:

    Se tiene la voz: "lógico" en la cual la c de lógico suena como k; por lo tanto, el lexema de lógico suena lógik-. A este lexema, se le añade el sufijo -idad y ya se tiene la palabra logikidad, pues, el sonido logik- más el sonido -idad, da logikidad y no logicidad. Al hacer las correcciones ortográficas necesarias, se escribirá logiquidad.

    Veamos este mismo proceso en la palabra costarricense para detectar lo equivocado de la derivación: Tenemos el nombre propio Costa Rica en la cual la c tiene sonido fuerte; esto es, sonido de k; para derivar el gentilicio, se unen las dos voces Costa y Rica y así formar el lexema de la palabra compuesta cuyo sonido es costarrik-; a este lexema se añade el sufijo -ense para que, a la postre, dé la voz costarrikense y no costarricense, la cual escribiéndola con la ortografía correcta, queda así: costarriquense y no costarricense, como algunos creen. De la voz "histórico" se deriva historiquidad cuyo lexema suena historik- y al agregar el sufijo: -idad, sonará historikidad y no historicidad. Adaptando la correcta ortografía se escribirá: historiquidad.

    Con los principios antes mencionados, es fácil derivar de benéfico benefiquidad y no beneficidad, pues, el lexema de benéfico suena benefik- más el sufijo -idad se tiene el sonido: benefikidad. haciendo las adecuaciones ortográficas, se tiene: benefiquidad en la escritura; de católico, con el mismo proceso, se deriva catoliquidad y no catolicidad; de específico se tiene el lexema especifik- al cual se añade el sufijo -idad cuya voz suena especifikidad que, en la escritura, haciendo las adecuaciones requeridas, se tiene; especifiquidad y no especificidad, etc., etc.

    De lo anterior, se colige que siempre que el lexema termine en c con sonido fuerte, éste se conservará en la derivación. Ésta es una regla fundamental de la Lingüística Derivativa.

    Ya se dijo: Se deriva del HABLA y no de la escritura.

    He aquí algunos ejemplos correctamente derivados:

    El diminutivo de puerco es puerquito y no puercito. De vaca se deriva vaquería y no vacería: el lexema suena vak- y los sufijos -ero e -ía que sumados dan vakería. Adecuando la ortografía, da vaquería. Muñeco da muñequico y no muñecito; lumínico da luminiquidad y no luminicidad; esférico, esferiquidad y no esfericidad.

    Si se siguen estas sencillas reglas en la derivación, se está coadyuvando en el mantenimiento casto y puro de la lengua.
 



 

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