ALBERTO CABRA
Alberto7si@aol.com


Mi pobre viejo




Viejo, mi viejo,

sabes que te pienso

cuando camino por ruinas,

coliseos y capillas.

Porque sentado en tus piernas

me prometiste paseos,

un camión de cocacola

con botellas, y una grúa,

Bloomingdale's y El Corte Inglés.
 
 

¿Sabes?, viejo. Buenos Aires

es como me decías:

se parece un poco a Londres.
 
 

Cómo gozarías, viejo,

si descubrieras la brisa

de la Vía Apia, y que hay pinos

que te besan las pupilas

en Atenas y en Bagdad.
 
 

El castillo de San Jorge

de tu Lisboa, la antigua,

-cómo te hubieras reído-

La ciudad como una foto,

y el castillo

rompecabezas en ruinas.
 
 

A veces te hablo en un bote

-tulipanes y canales-

y me trago otro suspiro.

Mi papá es conservador

y mi papá es un playboy.
 
 

Es que te recuerdo, joven

de facciones florentinas,

dedos de Adán vaticano.

¡Si no usaras cabretilla;

si tu fortaleza fuera

practicar la monogamia,

tal vez viajaras conmigo!
 
 

Pero por ti, papá, viejo,

por ti lo hago y en el Sena

he sellado en una ola

tus iniciales.

Lo siento,

te equivocaste: Sí hay cuevas

en Monte Carlo y en Capri.
 
 

Porque soy tu fin, principio,

porque sé lo que te gusta,

pedí en Madrid a la Maja

que te acueste entre sus pechos.

Que yo seguiré viajando

y, viejo, no lo haré solo.

Que se lo diré a tus nietos

sentados en mis rodillas:

Verán el Mediterráneo

conmigo, mi pobre viejo.
 
 
 

Regreso a la página de Argos 14/ Poesía