Lágrimas de Lagarto
(reseña)
Cuando cantan los lagartos, primera novela de Miguel Santana, recrea la vida de una familia hambrienta de quimeras, parece impasible ante los acontecimientos, quieta y prisionera en su propia existencia. El amor inmisericordioso es el factor principal de la novela, es él quien origina la desgracia existencial de la familia; primero los deslumbra para después teñirlos de amargura, de soledad. La vida pasa mientras ellos miran hacia la luna, apacibles, conformes con su sino. Los personajes no buscan el amor, lo encuentran para cumplir con una tragedia heredada, y es por él que su vida se ve marcada por la sinrazón y el desasociego.
La realidad de los personajes supera lo real maravilloso de las costumbres tarahumaras. Cada paso es un comienzo y a la vez un retroceso de amarguras condensadas en un rincón del armario, donde descansan las emociones en la fotografía que representa el amor ausente y que espera ser besada, desgarrada por la enorme esperanza.La novela abre las puertas a la imaginación en la Sierra Tarahumara, es allí donde los personajes entretejen el presente y vislumbran un futuro desolador. La soledad se disfraza de esperanza y baja de la montaña; cruza el desierto; atraviesa la frontera, Tierra Negra, México entero; destruye con su furia ancestral a los que aman.
Eyerame es el personaje que engendra la historia; la escribe por amor, rompiendo con las reglas de una cultura que sobrevivió a La Conquista. La tesgüinada es el momento crucial en la novela. A partir de ahí surge la maldición de una mujer dolida por el abandono, maldición que seguirá a Eyerame, y por consecuencia, a sus descendientes por tres generaciones más, hasta que la soledad sea tan desgarradora que destruya cualquier esperanza posible.
Los lagartos son un tema recurrente en la novela. Hay dos especies de ellos. Unos que descansan adormilados en la plaza que lleva su nombre; otros que caminan de fracaso en fracaso, llevando piedras clavadas en el cuerpo, dejando pedazos de muñeca escondidos para regresar algún día a la infancia, arrastrando piernas enfermas de polio, desangrándose para acabar con el pasado indígena, amando a personas de su mismo sexo, cantando de amargura en las cantinas, en los rincones abismales, desgarrando con la voz de los ángeles terrenales. Los personajes también se arrastran, lloran, se revuelcan en el fango de su propia vida; cantan, gritan "...con todas sus fuerzas, extendiendo cada partícula de grito, expulsando su odio al exterior".
Si el lector se atreve a iniciar la novela, encontrará sorpresas desde la primera página; y se internará en el mundo fantástico de Eyerame y su familia, porque en cada fragmento se adentrará en las descripciones en tercera dimensión, que sorprenden, que se tocan de tan cerca. El lector sentirá la arena del desierto colarse por los oídos, la embriaguez del tesgüino, las alucinaciones, el amor fracasado y la agonía. Pero sobre todo, escuchará el canto triste, atolondrado, de una familia de lagartos que llora por amor, que grita con toda la furia y el odio de la soledad enfermiza. Cuando ese canto sale, destruye paredes, vidas; hay un país entero doblegado a la nostalgia de un personaje que sufre. Un canto áspero como la vida misma: un canto amargo; un canto de lagartos sin sal, hundido en el fango del amor, que se resiste a corresponder a los amores perdidos con la misma furia deslumbradora del principio.
SANTANA, Miguel. Cuando cantan los lagartos. Alligator Press, Inc. Austin, Texas, 1999, 272 pp.Alligator Press, Inc.
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