Gabriel F. Landa
gablan@hotmail.com
 
 

GENERACIÓN



Éramos casi niños,
láminas de un tiempo
a medias comprendido.
Eran nuestros diecisiete,
y no sabíamos todavía
de verdaderos amores.
Apenas si atisbamos
aquellos viejos desencuentros.
Un país de hojalata,
sangre, equivocaciones,
inundaciones y sequías,
páramos violentos,
desgarros y pariciones
ajenos a nuestros sueños.
Esos temores tempranos,
que estaban entre los dedos,
se fueron haciendo pena
como pájaros en cautiverio.
Éramos la espuma incierta
de un dolor que no quisimos.
Generación intermedia,
hijos del silencio,
parientes de la muerte,
astillas de distinto palo.
Nada de la nada eterna,
corazones sin pegamento,
perdidas regiones del alma,
desuniones sin consuelo.
Tembladeral, movimiento,
algunos hechos de tierra
otros tanto, de pañuelos.
Algunos hechos de hastío,
los otros pidiendo enero.
Éramos casi niños,
claroscuros por adentro.
Tiempo, dulce tiempo de los tiempos.
Nombres, tanto nombre entre los nombres.
Miradas que aún recuerdo,
ojos que estoy buscando,
manos que me dejaron caricias,
cicatrices de aquel amor,
nostalgia del sentir primero.
Si, como casi niños,
eran nuestros diecisiete,
impronta indeleble.
Esta sonrisa agridulce,
esta oleada de añoranzas,
esta invasión de regresos,
y estas entrañas que gimen
se parecen a las tuyas.
Alegrías y tristezas,
por lo habido y lo olvidado,
Abrazos de despedida
tengo todavía en el corazón.
Ahora, casi hombres, aún niños,
con nuestros hijos a cuestas,
con todas nuestras canciones,
nuestras diarias lloviznas
y amaneceres renovados,
nos hemos dado cuenta
que no somos los de antes.
Palabras y más palabras,
espuma que se deshizo
y fue mojando de a poco,
como gota indeclinable
nuestras raíces de libertad.
 

                                  18/04/98
 
 

Regreso a la página de Argos 12/ Poesía