Nimiedades
Caminaba mecida al viento por las calles trópicas de cualquier
ciudad en espera del instante
cataclísmico que a todos nos llega
sí Josh también a mí
y a mi gato y a mi loro y a mi vecino japonés por si te quieres
enterar
cuando el cielo en madrugada rompió en tímidos
fulgores hasta convertirse en el reflejo multicolor del día naciente
Tomada por sorpresa se formó un nudo platinoso en el entronque
sísmico de mis entrañas y las cavidades subcutáneas
del hígado La duda se instaló con
rapidez Dejaba acaso la
inexistencia codependiente al centro mismo del remolino humano que me rodeaba
cuando
sorpresa en mano
y mano sobre el bigote
los tímidos transeúntes dejaban su carrera de
espías ambulantes para buscar la protección del entorno colectivo
transfigurado en la imagen púber del vampiro invertido que llega
tarde a casa
ironía de la vida para quienes viven de mirarse en un espejo
y encontrar acorralado el rostro de otros
Las sombras me dieron abertura para dezplazar el ingenuo manto
de sensaciones transpuestas
mitad tumefactas
mitad florecientes que hacían de mi persona un
ser amorfo irreal y caído en la oquedad del cromado contorno suburbano
Iniciado hacia atrás el recuento de todo lo permitido
sólo me quedaban dos opciones
o abrazar la triquiñuela de ser un algo incierto en el conjunto
de existencias
coloquiales
o desaparecer