Paul Meli
y_comercial@ciudad.com.ar
 

TORMENTA
 
 

¿Quién no quiere abrazar la tormenta?
Escurrirse como un niño en el infierno
o salir sin miedo de ese lugar en el cielo.
Supongo a dos ladrones.
Alguien ata sus figuras
a los sótanos de un templo
porque se comentó que las sombras
eran iguales al tercero.
El pintor hizo las tres cruces,
quizá porque el artista
enhebra con hilo maldito
la yugular y el veneno
Los monjes no pueden matarlo,
lo saben, no como el diablo
que se va con el incienso.
Las sombras acunan el cuadro
como una madre sin arrepentimiento.

Dos ladrones y Cristo es todo,
Ya no son cosas del infierno.


Regreso a la página de Argos 10/ Poesía