CONTRA LA MURALLA DE LA SOMBRA
Contra la muralla de la sombra,
recostado y desnudo, casi loco, casi muerto,
con las manos en la cara, despeinado, sucio,
gritó un grito último, prolongado,
mientras desde todas partes, por todas las calles,
muchos marchaban sin saberlo hacia el tormento y la
muerte.
¿Quién lo oyó? Pocos, nadie.
Era más poderoso el sonido de ese vasto mar de cuerpos
que iban, codo con codo, ignorantes de su destino.
Ahora que ya no está ni están aquéllos,
queda todavía su clamor, parecido a un ruido
que llegara desde el fondo de la tierra
por una maraña de conductos,
amplificado, lleno de reverberaciones, de ecos.
Bestiario de amor, libro de poemas de Carlos Barbarito