NO HABRÁ MÁS PENAS NI OLVIDOS
Comentario sobre un filme documental
Cuando se realiza un documental sobre una persona, especialmente cuando ésta ha fallecido, es imprescindible que se cumpla o bien dos requisitos ( a priori) o bien dos consecuencias ( a posteriori ): que esa persona esté en el filme y que esa persona que está en el filme esté asimismo su espíritu. Este oficio de caza, tanto de cualidades esenciales y concretas como de atmósferas y perfumes, es el gran desafío por superar, y "Osvaldo Soriano" el cineasta Eduardo Montes Bradley lo consigue ampliamente.
Hay un dato esencial que podía jugar tanto a favor como en
contra del autor de El sekuestro: el realizador no llegó a conocer
personalmente al escritor marplatense. El polo positivo de esta situación
es la ventaja para obtener una distancia necesaria y suficiente respecto
del tema de su película; el negativo el compromiso de reconstruir
un ser y un existir con quien no se tuvo contacto. En este sentido, la
hora y diez consagrada al hombre de letras más destacado de la Argentina
en los 80´/90´ constituye un trabajo de historiador de la cultura
que cumple con Soriano
en su sentido más amplio: como él mismo y como todo
lo que su obra y su persona implica(ba)n.
Cine y literatura ( y viceversa )
El eje elegido por Montes Bradley es - más que acertadamente
al momento de llevarlo a la pantalla - la relación entre cine y
literatura. Este vínculo se va tejiendo en numerosas vertientes,
desde el reflejo cinematográfico sobre la escritura de las novelas
(cualidad destacada especialmente por los testimonios de intelectuales
italianos) hasta la palabra volcada a la imagen - movimiento (las transcripciones
cinematográficas de No habrá mas penas ni olvido, Cuarteles
de invierno y Una sombra ya pronto serás). En el medio se sitúa
ya no sólo el hecho de estar
realizando una película sobre un escritor sino también
la adecuada distribución en el filme de fragmentos de otras películas
y la interrelación de estas con el propio documental (secuencias
elegidas y compaginación para entrar en y salir de ellas); la inclusión
en el documental de pasajes leídos de una novela de Soriano, Triste,
solitario y final; la inclusión de esta lectura con imágenes
elaboradas a tal fin (la llegada del barco con Stan Laurel al puerto de
Nueva York); la ilustración con la tumba de Julio Carré -
protagonista de El Ojo de la patria - del relato sobre la idea
argumental del libro; el rescate y , por sobre todo, la (bien o
mal) realizada reconstrucción de un corto experimental filmado por
el propio Soriano y un amigo en 1962 en Tandil. Todo ello, enriquecido
por el contrapunto sobre Soriano a través de una serie de declaraciones
(Héctor Olivera, Federico Luppi) que culminan con los parlamentos
de Fernando Birri, que Montes Bradley utiliza impecablemente para expandirse
desde su propia pantalla y criticar al autor de La Patagonia Rebelde.
Literatura y cine (y viceversa)
Sobre este armazón, "Osvaldo Soriano" da adecuada cuenta de
la vida del escritor, inseparable - además del cine - de sus afectos
( personas, lugares ), su literatura y su militancia política. Así
como Roberto Cossa, Osvaldo Bayer (con la anécdota del contador
de patos y cisnes que promete ser inolvidable), Juan Sasturain, Aida Bortnik,
Antonio Dal Masseto, Juan Forn, Rodrigo Fresán pintan certeramente
al hombre, los pareceres de José Pablo Feinmann y Martín
Caparrós van trazando en torno a su figura una teoría argentina
contemporánea del campo intelectual y el campo del poder a través
de la antinomia mercado / universidad. Esta misma tensión se extiende
a las experiencias de recepción de No habrá más penas
ni olvido… por parte de dos escritoras, Ana María Shua
y Liliana Hecker. Quizás (ojalá) por la distancia crítica
que le otorga su geografía europea, es Gianni
Miná quien aporta la visión menos egoísta y
más inteligente. Junto, por supuesto, con la de una filmación
de Jorge Luis Borges, quien sin hablar sobre Soriano, define la forma en
que éste consideraba a la literatura y por lo tanto lo ubica como
tácito seguidor. Montes Bradley pues, no se muestra ajeno a la polémica.
Cine y política ( y otros )
Asimismo las imágenes de Juan Domingo Perón establecen
un intertexto con el propio género documental (en este caso con
Pino Solanas) e instalan en la discusión acerca de la filiación
política de Soriano. Otra buena parte de la película desarrolla
este tema, que coloca alternativamente al escritor como un protoperonista,
un
izquierdista o un libertario.
El tratamiento de esta cuestión es un cabal ejemplo de cómo eligió el cineasta organizar su documental. Cada uno de los temas tiene un momento central, pero también va interactuando, con los demás, acorde con una persona cuyos intereses vitales no se repartían en compartimentos estancos.
La película ostenta como uno de sus principales logros esta fluidez conceptual que prácticamente no se permite baches. Del mismo modo, y como tampoco podía ser de otra manera, Montes Bradley, según lo apuntado, se abstiene de caer en el dogmatismo clausurando las cuestiones. Por el contrario, los puntos de vista contrapuestos u opuestos son el más fiel reflejo de la personalidad polémica (muchas veces a su pesar) y riquísima de Soriano.
Cine y vida ( y viceversa )
"Osvaldo Soriano" en el entrecruzamiento de sus temáticas , en lo afinado y afilado de su guión y montaje, en la inclusión de las secuencias justas en los momentos precisos, en su juego con el dibujo animado para no olvidar a los gatos, en su deliberadamente breve inclusión de imágenes del escritor, reivindica aquello que hace tres años traicionó el Cortázar de Tristán Bauer: la lealtad al corazón de un hombre.
Un mensaje que, (genuinamente) cortazariana botella al mar, intentará
de ahora en más que Osvaldo Soriano no caiga en el olvido al que
todo escritor está condenado desde su muerte, como lo apunta Feinmann
y lo corrobora la escasa concurrencia de marplatenses al preestreno del
viernes en el Auditorium. "Osvaldo Soriano" trasunta tanto amor como oficio,
tanto cine como vida y triunfa en la otra batalla clave de toda biografía
documental: que los que saben de quien se trata identifiquen al personaje
- y aún sepan algo más sobre él - y los que no, tengan
la oportunidad excelente de empezar a conocer a un hombre que, seguramente,
le respondió a la muerte con aquello que imaginó Sasturain
y después de lo cual no cabe sino (como caben) los títulos
de cierre.
Eduardo Montes Bradley
Contrakultura Films Argentina
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